Las luces de alerta las han encendido los mejores especialistas venezolanos
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Miércoles, 13 de noviembre 2024
Las luces de alerta las han encendido los mejores especialistas venezolanos
Si se excluye a Haití, Venezuela es el país con el peor desempeño económico del continente americano, a pesar de poseer una de las mayores riquezas petroleras del mundo. Todos los indicadores que miden el crecimiento y el bienestar muestran un comportamiento pésimo. Es la única nación de Latinoamérica que no crecerá en 2014, mientras que el promedio para la región -según el Banco Mundial- es 2.9%, cifra apreciable porque el aumento de la población es de 2.1%. Países de la ALBA -como Bolivia, Ecuador y Nicaragua- han aumentado significativamente su PIB per cápita, entre otras razones por las transferencias venezolanas. La inflación -ya se ha convertido en un lugar común señalarlo- es la más alta del continente y una de las más elevadas del planeta.
Jesús Farías, diputado del PSUV y entusiasta promotor de la intervención estatal, también ha declarado llamando la atención sobre la inconveniencia de seguir por el camino de las confiscaciones. Los diagnósticos de unos y otros, aunque difieren en los enfoques, coinciden en apuntar que la pendiente se ha inclinado demasiado.
Chile, Perú, Brasil y Colombia representan algunos ejemplos que deben destacarse. En ellos el auge económico y el fortalecimiento del sector privado ha ido ligado a una distribución cada vez más equitativa entre el capital y el trabajo asalariado y a un comportamiento del Estado que ha permitido mejorar la salud, la educación, la seguridad social, la modernización de las infraestructuras, el acceso a la vivienda y a servicios públicos de calidad.
El bienestar social ha mejorado. Las expectativas de una vida mejor y más prolongada son más altas. Las clases medias se han ensanchado. La sociedad se parece más a un hexágono que a una pirámide. El Estado se ocupa de lo que tiene que atender porque es su obligación intransferible mientras fomenta un clima que favorece la producción y la productividad.
Desde hace años esos gobernantes no impulsan ninguna invasión, confiscación, toma de empresa o violación de los derechos privados establecidos en la Constitución y las leyes de sus respectivos países. Son regímenes que introdujeron la reelección indefinida y tratan de eternizarse en el poder cometiendo abusos inadmisibles en una democracia, pero son capaces de separar el autoritarismo del fanatismo ideológico.
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