Europa, Pensamiento y Cultura

Contra los ídolos posmodernos

La obsesión por la juventud y el crecimiento, una comunicación desnaturalizada y la visión secularista constituyen los mitos más importantes que sustentan el modelo cultural posmodenrno.


 Para Pierangelo Sequeri, teólogo, obispo y miembro de la Comisión Teológica Internacional, lo preocupante no es la degradación antropológica que conlleva el modelo cultural posmoderno, sino la inercia generalizada con que el hombre de hoy la acepta. Ni adorador de Dionisos ni seguidor de Prometeo: a quien más se asemeja el hombre de hoy es a un Narciso indolente, satisfecho y embobado. Y el autor, precisamente, quiere remover su indiferencia, socavar su desencanto y curarle de esa enfermiza recaída en el paganismo.

De este modo, Contra los ídolos posmodernos –que es también un manifiesto: breve y directo– posee casi un efecto terapéutico: identifica los ídolos o los símbolos que sintetizan los valores de la posmodernidad, sus dogmas y mitos, pero también apunta recursos para combatir la idolatría contemporánea. Los cuatro fenómenos que analiza –la obsesión por la juventud, el mito del crecimiento, las trampas de la comunicación y la visión secularista– proceden, sin embargo, de lo que denomina el principio de autorrealización: la atención e hinchazón del yo, el juego sentimental de las autorreferencias y la potenciación del deseo, que encaminan al hombre hacia el nihilismo.
 
El primer ídolo es el de la adolescencia interminable, que impide la maduración de la persona, pues durante la juventud lo propio es aprender a distanciarse de uno mismo y, como ilustrativamente dice Sequeri, apropiarse de lo humano para poder difundirlo en la edad adulta.
La segunda enfermedad es la obsesión por el crecimiento que ha permitido la difusión de una mentalidad economicista y pragmática, y que convierte al ciudadano en un consumidor político. La saturación informativa y el exhibicionismo del yo, en tercer lugar, merman la riqueza del lenguaje y de la comunicación humana.
 
Por último, se ha difundido una visión negativa de la religión, que orilla la dimensión espiritual y con ella la grandeza del ser humano.
 
Sequeri es profundo y sabe distinguir entre el grano y la paja; analiza los fenómenos más importantes, pero también sus ramificaciones y explica el trasfondo de los cambios culturales. Pero el tratamiento que propone para estos males no podía ser novedoso: devolver la dignidad moral al adulto; regenerar la política; recuperar lo espiritual y reconocer la importancia del silencio y el pudor, entre otras cosas. En definitiva, hace una combativa apología del humanismo cristiano, confiada y esperanzadora. A su juicio, solo reconociendo la trascendencia de Dios puede el hombre conquistar de nuevo su dignidad, por lo que es indispensable que el cristianismo recupere la cultura. La Iglesia, refugio del humanismo, tiene hoy la tarea de orientar al hombre en esta travesía.


Autor: Pierangelo Sequeri
Herder.

Barcelona (2014).
92 págs.
13 €.
Traducción: María Pons Irazazábal.

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