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Donde está tu corazón está tu tesoro

El afán existe desde la fundación de la Tierra. Perseguidos en ocasiones por nuestros propios pensamientos, nos acobardamos y desistimos…



… de ese gran plan que, en algún momento, lo ocupaba todo y hoy es tan sólo un mero punto en nuestra mente.

Cuando lo circunstancial pierde su estado de latencia, se asemeja a lo fugaz y pasajero que llega para quedarse. Entonces lo fugaz es ahora una pesada ancla difícil de mover aún cuando se levanten nuevos vientos.

Esa fugacidad mutada en ancla es la coyuntura que pesa en demasía y nos requiere tanta atención que ya es una primacía. Ingresó al corazón y se convirtió en el nuevo tesoro. La mutación de lo fugaz y coyuntural en permanente y preocupante genera una ablación espiritual dañina. El nuevo corazón lleno de preocupaciones provocó una displicencia del corazón originario benefactor de un plan que, en algún momento fue el sueño guía de nuestra existencia.

Ahora el nuevo corazón tiene otro dueño. El YO resultó desplazado. Nace la frustración y en paralelo la reticencia a EMPRENDER algo distinto. Mejor lo malo conocido que lo bueno por conocer. Conformismo que ahora es chatura mental y aplacamiento espiritual.

¿Cuál es el foco de nuestro corazón hoy? ¿Dónde está nuestro tesoro? ¿Cuál es la voz a la que le damos cabida en nuestra mente?

“Los ídolos de las naciones son plata y oro, obra de manos de hombres.Tienen boca, y no hablan; tienen ojos, y no ven; tienen orejas, y no oyen; tampoco hay aliento en sus bocas” (Salmo 135:15-17)

Un muerto espiritual tiene boca y no habla. No emite las palabras justas en el momento adecuado. Tiene ojos y no ve ya que está ciego a lo que tú realmente ves o esperas de ti mismo. Tiene orejas y no oye porque está sordo al nuevo mover que se gesta en tu vida. Si no habla, no ve, no oye, entonces ¿por qué lo escuchas? Ese ensordecedor silencio acuciante en tu interior descree de la semilla que ya está en ti. Sólo déjala germinar…

Desafiante quizás no sea un término ajustado al enorme coloso que tenemos delante cuando somos conscientes que el único gladiador está en nosotros mismos. Tú eres quien debe “rebelarse” al estancamiento constante. Sublevarse al “no se puede” ya que donde está tu corazón, allí está tu tesoro.
 
Buenos Aires, 28 octubre de 2017
 

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