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En Venezuela el Cardenal Urosa nos habla claro

El fracaso económico de la “gestión” de Hugo Chávez es ya inocultable…

Venezuela está inmersa en un acelerado proceso de siembra de odios y resentimientos, deterioro económico y descomposición institucional. La destrucción de riqueza es, además, absolutamente descomunal.
 
El fracaso económico de la “gestión” de Hugo Chávez es ya inocultable. Ocurre, no obstante, que la virtuosidad para el ilusionismo propia del caribeño logra, por momentos, disimular apenas la dura realidad.
 
Por esto, la opinión valiente del respetado Cardenal venezolano, Jorge Urosa Savino, sobre cual es la situación real venezolana debe difundirse, aunque duela. Porque es meridianamente clara, pese a que sus definiciones sean amargas, como es la realidad. Ella, lector, fue publicada, in extenso por “El Universal” de Caracas, en su edición del domingo 27 de junio pasado.
 
Sobre el gobierno, el Cardenal dice que: “pretende copar todos los espacios, va en una línea totalitaria, y mucho más allá de tareas que le son propias, como garantizar la seguridad personal y patrimonial de los ciudadanos; el buen funcionamiento de los servicios públicos; la soberanía y la independencia del país. Así se ha metido a productor, distribuidor y comerciante de toda clase de productos. Se trata de intervenir en todos los aspectos de la vida de los venezolanos en la imposición de una línea marxista-comunista”. Tremendo, pero es inequívocamente así..
 
Acerca de la relación de Hugo Chávez con su pueblo, el Cardenal agrega: “Esa intervención…que el Presidente quiere imponer fue rechazada por el pueblo el 2 de diciembre de 2007”. Pero muchos, dentro y fuera de Venezuela, parecen haberse olvidado de ello.
 
Respecto del patológico Hugo Chávez afirma: “En Venezuela no se había dado nunca un culto a la personalidad tan grande como el que la gente del gobierno le rinde al Presidente con profusión de super-gigantografías y toda una parafernalia publicitaria. Esto es obviamente negativo, pero lo peor es que la línea marxista-comunista conduce a la ruina, a la destrucción de la economía, a una pobreza mucho mayor y a una dependencia alimentaria totalmente opuesta a la soberanía alimentaria. El problema es grave porque vamos camino a una nueva Cuba y el pueblo lo rechaza”. Es efectivamente así.
 
Sobre la vigencia de la libertad, que -está claro- hoy peligra: “Obviamente existe la intención de apropiarse de la conciencia de la gente, pero no lo han logrado porque hay un fuerte espíritu democrático en la mayoría de los venezolanos.
 
Y, finalmente, sobre las elecciones nacionales parlamentarias del próximo 26 del mes de septiembre, que ya se acercan: “Las elecciones van a promover una Asamblea Nacional plural más acorde con los postulados de la Constitución. No sabemos en que medida se logrará, pero no habrá Parlamento monocolor que fue el resultado, entre otras cosas, de un error de la oposición en el año 2005.
 
Gracias, Cardenal. Por el coraje. Por no disimular la verdad. Por identificar con claridad cuales son los peligros que se ciernen sobre Venezuela, que son los mismos que amenazan también a otros países de la región. Por advertirnos sobre el rumbo real de las cosas. Y por señalar a Cuba como objetivo final de los bolivarianos, equivalente a la postergación de los pueblos para entronizar una quimera que ha fracasado, una y otra vez, en el mundo entero.
 
Ello no obstante, los compañeros de ruta de Hugo Chávez siguen aplaudiéndolo. Como energúmenos. Porque saben hacia donde va y les gusta el rumbo totalitario.
 
Algunos, sin embargo, como Cristina Fernández de Kirchner, que recibiera en su propia casa en El Calafate (adquirida aprovechando su paso por el poder), en la mayor intimidad de su hogar, a toda la familia Chávez, parecen empezar a tomar, aunque sólo formalmente, alguna discreta distancia. Aunque, desde luego, compartan su ideología, pero saben que no la pueden abrazar en público sin costo en su propia casa. Porque advierten que Chávez está cruzando las líneas rojas. Quizás, porque sabe que ya no le queda más tiempo para las cortinas de humo y el disimulo. Es la hora de la cruda verdad para el pueblo venezolano, que está al borde mismo de perder sus libertades. Así de grave.
 
(*) Ex Embajador de la República Argentina ante las Naciones Unidas.

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