Desde hace años -Ud. lo sabe bien lector- vengo sosteniendo que en el particular universo político “bolivariano”, sus principales líderes navegan en un mar de corrupción donde se confunden los intereses personales con los de la nación que circunstancialmente conducen.
Pobre Simón Bolívar, cuantos negocios turbios se hacen invocando su memoria!
Nicaragua es ciertamente uno de los ejemplos más groseros de ello. La familia de Daniel Ortega tiene sus tentáculos extendidos por todo el país. Una de sus operadoras es la empresa mixta Albanisa SA, en la que los Ortega participan activamente. Ella increíblemente tiene el monopolio de las importaciones del petróleo venezolano (el único que se compra) y de todas las exportaciones de alimentos desde Nicaragua a Venezuela. Con semejantes privilegios, como es dable esperar, la empresa crece por minuto. Sus negocios también.
La última denuncia de corrupción es la realizada (una vez más) por el prestigioso diario “La Prensa”, de Managua, de propiedad de la valiente familia Chamorro.
Se refiere a la extraña y sintomática “desaparición” de la contabilidad pública nicaragüense de unos cinco millones de barriles de crudo importados desde Venezuela. Hablamos de más de quinientos millones de dólares a los precios actuales del crudo que de pronto se han evaporado en alguna dirección, alimentando los bolsillos de algunos.
La desaparición del importante volumen de crudo se constata simplemente con comparar las cifras del Instituto Nicaragüense de Energía (INE) con las de la información que suministra -periódica y públicamente- la petrolera estatal venezolana, Pdvsa. A lo que se suma la observación puntual de la capacidad de almacenamiento de Nicaragua, que no es infinita precisamente.
Se sospecha que Nicaragua está “re-exportando” buena parte del crudo que llega, subsidiado, desde Venezuela. Con o sin conocimiento de su proveedor-benefactor.
Esas sospechas crecieron cuando de pronto se produjo un derrame de crudo en Playa Azul, en Puerto Sandino, durante la Semana Santa pasada. Hablamos de 48 barriles que sorpresivamente se derramaron al mar. La tesis que maneja “La Prensa” es que ellos cayeron al mar cuando estaban siendo cargados desde un tanque en tierra a un buque que los transportaría al exterior. Se cree que iban con destino a Honduras o a El Salvador. Serían parte de los 16,5 millones de barriles de crudo intermediados por Albanisa SA, la omnipresente empresa mixta en la que participa la familia de Daniel Ortega a través de Distribuidora Nicaragüense de Petróleos, conducida por la también omnipresente Yadira Leets Marín, la esposa de Daniel Ortega Murillo, el hijo mayor del actual (inconstitucional) presidente de Nicaragua. Esto a estar siempre a los datos que sobre el particular nos aporta “La Prensa”.
Para el mencionado INE, Nicaragua importó en el 2011 un total de 11,6 millones de barriles de crudos venezolanos. Pdvsa dice haber exportado cinco millones de barriles más.
No obstante, el “Centro de Trámites para las Exportaciones” de Nicaragua no tiene noticias de ninguna exportación de crudo desde Nicaragua hacia el resto del mundo. Registra sólo exportaciones de “derivados” por valor de unos 14 millones de dólares, enormemente inferior al precio del crudo “desparecido”.
Un nuevo e insondable misterio ha aparecido en torno a Daniel Ortega. Un manejo por lo menos opaco, que sugiere que la corrupción y el desorden son funcionales a los intereses de algunos que están enquistados en lo más alto del poder político del país. Una pena, pero no es un dato demasiado sorpresivo en función de la historia reciente de Nicaragua, donde hasta el mismo ejercicio de la presidencia es un hecho de notorio corte fraudulento.
Emilio J. Cárdenas
Ex Embajador de la República Argentina ante las Naciones Unidas.
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