¿Será todo una casualidad?.Rabat y París gobiernan la política exterior española. Parecen otros tiempos.

Editorial

El Gobierno español ordenó ayer el envío de militares para apoyar a la Guardia Civil en la vigilancia de las fronteras con Marruecos en los enclaves de Ceuta y Melilla tras los masivos asaltos en los últimos días de inmigrantes clandestinos que tratan de entrar a España.

Resulta paradójico que José Luis Rodríguez Zapatero, que junto a su ministro de Exteriores se dedicó todo el día de ayer a elogiar el accionar de las fuerzas policiales marroquíes, haya tenido que actuar in extremis para frenar un asedio a las fronteras españolas que se sospecha podría haber tenido si no la colaboración al menos el conocimiento de Rabat, en relación causal con la Cumbre hispano marroquí que se celebra en Sevilla.

La falta de coherencia del actual gobierno español se vio reflejada en no invitar a las delegaciones de Ceuta y Melilla a la Cumbre para no irritar, presumiblemente, a Marruecos. Frente al actuar del Gobierno de Zapatero daría la sensación de que la política exterior española se diseña en Rabat y no en la Moncloa, dado que el presidente español parece más preocupado en agradar a la dictadura teocrática de Mohamed VI que de contar con el apoyo de dos ciudades autónomas españolas en una cita que les es de  capital importancia.

Esta nueva coerción de Marruecos coincide con la visita del primer ministro francés, Dominique de Villepin, que ayer fue recibido por Mohamed VI en Marruecos, en donde apoyó “una solución política” en el marco de la ONU, para resolver el casi eterno conflicto del antiguo Sahara español. En realidad, Villepin, al igual que Zapatero, son vistos con recelo por los saharauis por considerar que actúan a espaldas de lo que dice la ONU y a favor de Marruecos.

Aunque Moratinos intentó convencer a su homólogo argelino, Abdelaiz Beljadem, de que España se mostraba partidaria de seguir los lineamientos del Plan Baker II, los saharauis no olvidan que Zapatero fue cómplice con Francia y Marruecos de una “conspiración” para liquidar el conflicto en una reunión mantenida con Argelia, a espaldas de la ONU y de los saharauis.

Para los saharauis, España se ha olvidado de ellos y se ha alineado con Marruecos vendiéndole armas a precio de saldo y absteniéndose junto a otros países europeos de votar una resolución en el Comité de Descolonización de la ONU, hecho que fue considerado por Marruecos como una victoria diplomática.

Rodríguez Zapatero sigue acumulando problemas dentro y fuera de las fronteras. Mientras ETA continúa su falsa tregua dejando explosiones por todo el país, Cataluña vota paso a paso su estatuto separatista y las avalanchas de inmigrantes ilegales se suceden causando muertos y heridos ante la impasividad del socio “privilegiado” marroquí y la mirada atenta de una Francia complaciente y activa en la situación. ¿Será todo una casualidad?.Rabat y París gobiernan la política exterior española. Parecen otros tiempos.