Un documental titulado “Colón ADN. Su verdadero origen”, emitido el sábado por la televisión pública española está causando un gran revuelo y polémica entre la comunidad científica.
El guion del documental ha sido construido sobre las investigaciones iniciadas, a instancias del historiador palentino Marcial Castro, por José Antonio Lorente, experto genetista y catedrático del Departamento de Medicina Legal, Toxicología y Antropología Física de la Universidad de Granada.
Según el documental los investigadores analizaron durante 22 años los restos situados en la Catedral de Sevilla y concluyen que el ADN encontrado, aunque parcial, es suficiente para afirmar que dichos restos son efectivamente de Cristóbal Colón. Circunstancia que no excluye que otros restos del Almirante pudieran estar también en República Dominicana. El gobierno de ese país se ha negado permanentemente a que dichos restos fueran analizados.
Colón murió en la ciudad de Valladolid (España) en 1506, pero quiso ser enterrado en la isla de La Española, que hoy comparten la República Dominicana y Haití. Sus restos fueron trasladados allí en 1542, después a Cuba en 1795 y más tarde, según se creía en España, a Sevilla en 1898.
El ADN de dichos restos y el de su hijo Hernando Colón, enterrado en Sevilla a la vera del descubridor de América, ha sido comparado, según se afirma en el documental, con el de parientes conocidos y supuestos descendientes o ascendientes que 8 teorías (gallega, doble portuguesa, mallorquina, genovesa, vasco-navarra, castellana, judio-valenciana) sostienen como verosímiles sobre el origen de Colón.
Según dicho estudio genético comparativo, los investigadores rechazan siete de las ocho teorías y consideran que Cristóbal Colón era de origen judío sefardí y nacido en algún lugar del arco Mediterráneo Occidental, probablemente Valencia, perteneciente al antiguo Reino de Aragón.
Para indicar la probabilidad de que Colón fuera judío o descendiente de judíos (lo que probablemente no se puede descartar), el experto forense y líder de la investigación, José Antonio Lorente, indica que en “el cromosoma Y (masculino) como en el ADN mitocondrial (transmitido por la madre) de Hernando (su hijo) hay rasgos compatibles con el origen judío”.
Si bien la comunidad científica espera que dicho estudio genético (que no ha sido publicado) sea presentado oficialmente para poder ser sometido a los correspondiente análisis que aconsejan el rigor científico, lo que es indubitable, aseguran historiadores a EDE, que es por lo menos muy cuestionable que Colón fuera sefardí por la sencilla razón de que en 1492, el año del descubrimiento y el año de la expulsión de los judíos, los judíos sefardís (descendientes de los judíos expulsados de España por los Reyes Católicos), aun no existían.
Más parece un garrafal error o una inexcusable licencia televisiva. Ningún estudio científico puede sostener eso y tampoco un documental televisivo construido con rigor, dado que la propia acepción del término sefardí -como el origen del propio Colón- está igualmente cuestionado, siendo la interpretación más comúnmente aceptada la que lo circunscribe a los descendientes de los judíos expulsados de España y Portugal, cuya gran mayoría pertenece a comunidades fuera de la península ibérica.
El arabista Emilio García Gómez, a quien cita Joseph Pérez, cree inapropiado el uso del término «sefardí» para referirse a todo aquello relativo a los judíos españoles de la época medieval. El origen del vocablo «sefardí», según Pérez, sería posterior a la expulsión de 1492 y acaso un modo de distinguir a los judíos procedentes de España de aquellos que ya residían en otros lugares (tal es el caso, por ejemplo, de los judíos asquenazíes); a raíz de ello, prefiere reservar las palabras Sefarad y sefardí a épocas posteriores a 1492.
P.D.
Un buen amigo, compañero de estudios y avatares en el departamento de Historia de América de la Universidad de Valladolid, José Ramón Fernández-Remolina, me escribe: “Yo lo tengo muy claro: No sabemos a ciencia cierta su origen. Pero lo que es indiscutible es que su hazaña fue española. Ahí no hay duda alguna. Y todo lo que vino después también corresponde a España. Y a quien le pique…”