Hizo Mario Vargas Llosa, en su discurso de ingreso a la Academia Francesa de la Lengua, un elogio de Francia a través de su literatura universal. Hizo también un elogio de la literatura, la democracia y la libertad. Estos conceptos siempre van unidos en las palabras de Vargas, ya sean dichas o escritas ellas.
Aún quedamos muchos españoles que sentimos y profesamos admiración por la cultura y la lengua francesa. No en vano, el francés era la lengua extranjera, casi única, que se impartía en los institutos y colegios españoles durante prácticamente toda la segunda mitad del pasado siglo XX. Mas todavía en aquellos centros que regentaban los hermanos maristas, venidos de Francia. El francés, el latín y nuestra “lengua” (la española), nos acompañaron durante todo el bachillerato y en la Universidad la fecunda aportación de tantos hispanistas franceses.
En Francia, en París, Mario Vargas Llosa descubrió que existía una literatura “latinoamericana” esplendorosa. Allí se hizo escritor gracias al empeño y determinación que siempre han acompañado a su talento. En España, en Barcelona y en Madrid, Mario Vargas Llosa ha trascendido a ser un autor en español, traducido a innumerables lenguas. Un hombre y un autor hispano americano orgulloso de portar esa condición de universal que está en el alma de España y de la lengua española, integradora de tantas otras. Es innegable el acierto de la Academia francesa. Francia y la lengua francesa son hoy, si cabe, con Mario Vargas Llosa aún más universales.
Como siento una sincera admiración por Mario Vargas Llosa y he tenido el privilegio de conocerlo y acompañarlo, incluso, en alguno de sus empeños, me he alegrado por esta decisión. Después de un tumultuoso invierno español salpicado de no pocas vulgaridades mediáticas sorteadas por el nobel, con prudencia y honestidad, como siempre, me he alegrado, todavía más, al verlo acompañado de Patricia, de Morgana, de Gonzalo, de Álvaro Vargas Llosa, su hijo mayor, y del rey Juan Carlos.
He escuchado a Mario Vargas Llosa hablar en primera persona, como español, del Rey Juan Carlos: «Creo que había que reconocerle al rey de una manera efectiva lo reconocidos que estamos los españoles por la libertad que gozamos hoy en día». Resume bien lo que pienso. Justo sería, también, que los otros españoles, agradeciéramos a Mario Vargas Llosa esas palabras.
Así lo ha entendido el actual presidente de Francia y hoy cenará con Mario Vargas Llosa y el Rey. Puede ser una exageración, pero me ha parecido que ayer Francia se nos adelantaba y se apropiaba de una parte de lo mejor del alma de España.