Hablábamos ayer de economía. Parecían similares los discursos de Obama y Zapatero. Obama acosado por las encuestas y los datos del desempleo proponía bajar impuestos a las PYMES, reducir el gasto público…En Davos, Zapatero, a quien también acosan las encuestas y los expertos, el FMI, la OCDE, Bruselas, las Agencias de Calificación… y los datos terroríficos del paro y el déficit, anunciaba reformas estructurales en el mercado laboral, en el sistema de prestaciones sociales, de planes de estabilidad, de reducir el gasto público…

 

Lo que más debe confundir  al presidente español es que correligionarios suyos como el gobernador del Banco de España, Fernández Ordóñez o el superministro europeo Almunia coincidan en sus recomendaciones con el detestado FMI o con los empresarios o con la derecha política. Ya no está Solbes, pero tiene en el gobierno a personas con demostrado criterio como el Secretario de Estado de Economía, J.M.  Campa, bien conocido en el ámbito internacional y que fue nombrado para eso precisamente, dada la muy mejorable credibilidad del equipo económico español. A Campa le atribuyen los esfuerzos argumentales de Zapatero en Davos.

 

¿Habrá girado Zapatero al centro? Ayer presentaba su gobierno un informe para reformar el sistema de pensiones y se ha preparado la de San Quintín. Sindicatos e izquierda radical parlamentaria han manifestado su oposición frontal y amenazan con romper la que llaman “paz social”. Su partido dice, asustado, que es sólo una propuesta para discutir y que tendrá que ser el Parlamento quien decida. Piden consenso. El centro derecha opositor no se cree nada.

 

Veremos que pasa. ¿Ganará la necesidad que el gobierno, en minoría, tiene de mantener sus apoyos  o el sentido común? Estamos perplejos. ¿Habrá entrado el gobierno en la sensatez de la moderación o simplemente se agotó la caja para seguir financiando y subvencionando políticas populistas? No son pocos los que ponen en duda la capacidad de Obama para enderezar el rumbo y creen será preso de tanta y brillante retórica. A pesar de ello Obama, que no se rinde, reconocía errores y eso daba alguna credibilidad a los nuevos planteamientos.

 

En España dicen todos, a izquierda y derecha, que se han cometido errores; que se aumentó el gasto de manera desbocada y se disparó el déficit y la deuda; y que eso no es únicamente consecuencia de la “crisis”. Todos, menos los sindicatos, ávidos consumidores del dinero público, y una izquierda radical que es residual en la sociedad y en el parlamento.