Al Cárdenas
Hace sólo dos años y medio, Irak se debatía entre las garras de una dictadura cruel y aplastante. Desde entonces, con el apoyo de una coalición de naciones liderada por los Estados Unidos, los iraquíes han recuperado la soberanía de su propio país, redactaron una constitución con sólido fundamento democrático y la aprobaron en un referendo nacional y, con base en esa nueva constitución, hace unos días salieron a votar masivamente pare elegir el gobierno que tendrá la responsabilidad de implementarla.
No han desaparecido los escollos y aún habrá que atravesar momentos difíciles, pero nadie puede negar que este año 2005 que está por concluir, marcará un hito en la historia de Irak, del Medio Oriente y de la búsqueda de la libertad. Debemos estar orgullosos de la tarea de los Estados Unidos en ese país, que no ha sido otra que ayudar al pueblo iraquí a construir unas instituciones democráticas que protejan los intereses de toda la nación y a prevalecer sobre aquellos que aún creen que no se puede derrotar a los terroristas y a quienes aún apoyan la tiranía de Saddam Hussein. No sólo hemos ganado un aliado valioso en esa convulsionada zona, sino que hemos impartido una clara lección de democracia que comenzara pronto a rendir frutos en otros países cercanos y al mismo tiempo, aunque más importante, hemos proporcionado más seguridad a nuestro propio país.
Las sociedades libres que realmente prosperan, se basan todas en sólidas estructuras donde impera la ley, gozan de una economía abierta y se respetan las libertades de expresión, asociación y culto. En el caso de Irak, ha sido el propio pueblo iraquí el que ha inspirado su propia cruzada por la libertad y la democracia, quienes han demostrado que estaban equivocados aquellos escépticos y pesimistas que llegaron a declarar que los iraquíes no estaban preparados para gobernarse a sí mismos. A lo largo de este proceso, los iraquíes lograron derrotar a su enemigo brutal y a su ideología genocida y han demostrado que prefieren la libertad al terror. Hay una anécdota, del General Peter Pace, Comandante del estado Mayor Conjunto, que expresa con claridad la voluntad del pueblo iraquí.
Cuenta el General Pace que frente a una estación de reclutamiento de policías, en la ciudad de Mosul, se encontraban cuarenta aspirantes que fueron víctimas de un atentado por parte de insurgentes suicidas, dejando a doce de ellos muertos o gravemente heridos. Al día siguiente, los otros veintiocho estaban de nuevo en el mismo sitio, firmes en su intención de convertirse en policías. Ese mismo coraje se evidencia en distintas actividades de la vida cotidiana iraquí, donde miles y miles de personas muestran su intención de servir a su nación y de evitar que caiga de nuevo en el caos y la desgracia. Sin embargo, aunque constituyen una página importante de la historia reciente de Irak, estas elecciones no significan el punto final del proceso y, tanto nuestra coalición como el nuevo gobierno, enfrentan serios desafíos.
Es lamentable, pero mientras la democracia vuelve a reinar en Irak, los terroristas y los partidarios de Saddam Hussein siguen haciendo uso de la violencia para implantar la anarquía. Ellos saben que en la medida en que los ideales democráticos fortalezcan sus raíces en Irak, su ideosa ideología sufrirá un golpe devastador y, de la misma manera, el Medio Oriente tendrá instalado allí mismo un ejemplo claro de libertad, prosperidad y esperanza. Los efectivos de la coalición continuarán con su tarea, que incluye también la labor de entrenar a las fuerzas de seguridad iraquíes. Una vez esas fuerzas asuman el liderazgo, los nuestros podrán retirarse airosos.
Ese día, que todos esperamos ansiosos, nuestros hombres y mujeres en uniforme regresaran victoriosos a una nación que los recibirá orgullosa de ellos y de su misión cumplida. Atrás habrán dejado a un país que ya habrá escogido un nuevo gobierno cuyo desafío más importante será proteger los intereses de todos los iraquíes. Esto exigirá un amplio poder de negociación y un profundo compromiso y será necesaria mucha paciencia por parte de la comunidad internacional.
Una vez recuperada la democracia, queda la necesidad de hacerla duradera y esto sólo se conseguirá reestableciendo en Irak el imperio de la ley e implementando una cultura de reconciliación. Es fundamental que se fortalezcan los esfuerzos de reconciliación y respeto a los derechos humanos en una sociedad manchada por décadas de violenta arbitrariedad y divisiones sectarias. No será una tarea fácil, pero en los meses recientes el pueblo iraquí ha demostrado que pude sobreponerse a las divisiones del pasado y encontrar soluciones a sus diferencias de manera pacífica. Además de las dificultades internas, la democratización de Irak presenta enemigos externos, particularmente Irán, que de manera activa se opone a la liberación de su vecino.
Adicionalmente, Siria permite que los terroristas usen su territorio para cruzar hacia Irak. La mayoría de los iraquíes se resiste a vivir en una teocracia como la que impera en Irán y quiere que Siria se abstenga de permitir el tránsito de terroristas. Los Estados Unidos han asumido la tarea de proteger a Irak de esas amenazas.
Con base en información de inteligencia que lamentablemente resultó siendo falsa, el gobierno Bush tomó la decisión de incursionar militarmente in Irak. Aunque la información no fuera completamente veraz, es innegable que el mundo es hoy mejor de lo que era cuando Irak vivía bajo el régimen de Saddam Hussein. Nuevos aires ya se respiran en esa nación. Hace unos días, una encuesta de la cadena de televisión ABC demostró que tres de cada cuatro iraquíes creen que estas elecciones abrirán camino a un gobierno estable.
Más de 6 de cada diez se sienten seguros viviendo en sus vecindarios y están ganando 60% más de lo que ganaban antes. Aquí también, en los Estados Unidos, hay renovado optimismo sobre el progreso de nuestras políticas. De acuerdo con otra encuesta de ABC y el Washington Post, el 65% de los norteamericanos cree que se están consiguiendo progresos significativos hacia la democratización de Irak, un incremento de 35 puntos desde el pasado mes de noviembre; 60% de los encuestados, 12 por ciento más que el mes pasado, cree que en Irak hay hoy más estabilidad, más seguridad y una sociedad civil más organizada, y finalmente, 56% creen que la coalición liderada por los Estados Unidos está ganando la guerra y 60% consideran que eventualmente obtendremos la victoria.
Y después de esto, ¿con qué saldrán los demócratas, ahora que se acercan las elecciones del 2006?
Fuente: Diario de las Américas
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