Europa ahonda su crisis volando por el aire sus acuerdos del pasado.

Editorial

Alemania y Francia consiguieron que tras siete meses de negociaciones los ministros de Economía y Finanzas de la UE aceptasen sus exigencias sobre la reforma del Pacto de Estabilidad y Crecimiento (PEC) que fija las normas de vigilancia y corrección de los déficit públicos de todos los miembros de la zona euro. La medida supone un grave retroceso en uno de los pilares básicos de la integración europea como es la disciplina fiscal y la moderación en el gasto público.

Luego del acuerdo de ayer el PECV flexibiliza los umbrales básicos del 3% de déficit público y del 60% de deuda pública, lo que supuestamente se traducirá en una  consolidación presupuestaria en tiempos de bonanza. El Pacto ya no es tal cosa puesto que ahora los países pueden gastar de más y luego “justificar sus excesos” aduciendo apuros temorales. Como atenuentes cuenta elementos como las reformas estructurales, el tipo de gasto, e incluso los gastos ligados a la reunificación alemana, una de las exigencias de Alemania.

Italia también ha sido beneficiada por este acuerdo. Berlusconi, otro de los impulsores de la idea de “cargarse” al PEC, ha superado el límite del 3% del déficit excesivo durante los años 2003 y 2004, según ha publicado la Oficina Europea de Estadística (Eurostat).