África, Política

Lecciones no aprendidas sobre el culto al liderazgo en Egipto

Explorando los acontecimientos políticos y sociales en Egipto luego de la sublevación del 25 de enero, es claro que el panorama político no se modificó significativamente.



Las elecciones presidenciales previstas para finales de abril se acercan rápidamente. Muchos egipcios esperan que gane el mariscal Abdel-Fattah Al-Sisi, comandante en jefe del ejército, y claramente él es el verdadero poder detrás del derrocamiento de Mohamed Mursi y su gobierno de la Hermandad Musulmana en julio pasado. Sin embargo, Al-Sissi aún no ha anunciado si se presentara o no como candidato presidencial. Aunque parece claro que ganaría si lo hace.

El referéndum sobre la Constitución en enero fue visto por muchos como un voto de aprobación para Al-Sisi. Hoy se puede comprar casi cualquier cosa con la imagen sonriente del Comandante estampada en ella y suena más fuerte que nunca en la calle egipcia el slogan que se ha convertido en omnipresente en la última semana: "Al-Sisi Ra´isi" (Al-Sisi es mi presidente).

Dos aspectos negativos, sin embargo, pudieran emerger si Al-Sisi se presentará a las elecciones:

a) El respaldo potencial respaldo de su campaña por el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas (CSFA) a finales de enero, y su visita a Rusia (cuando hizo una rara aparición vestido de civil emulando a Mubarak) para reunirse con el presidente Putin a principios de este mes. Al-Sisi regresó de Rusia con un acuerdo inicial sobre un negocio de armas y con el respaldo público de Putin para su candidatura presidencial. Esto no fue bien visto por EE.UU.

b) Mientras que Rusia ha salido en su apoyo, siguen tensas las relaciones con los EE.UU. a pesar de que los Estados árabes del Golfo han dado a Egipto apoyo financiero masivo desde el derrocamiento de Mursi y están claramente encantados con la desaparición de la Hermandad Musulmana. Así, el líder de Dubai, Sheikh Mohammed Bin Rashid Maktoum, cree que Al-Sisi debe permanecer en el ejército y no postularse como presidente y su influencia es mucha en los países del Golfo.

De hecho, si pasara de jefe del ejército a jefe de Estado, Al-Sisi ya no tendría la ventaja del desapego de los problemas del día a día que continúan presionando con fuerza sobre los egipcios de a pie. Como presidente, ya no podrá estar al margen como un observador objetivo o actuar como guardián. También tendría que dimitir de sus funciones militares y tomar distancia de la institución militar, esto último no es positivo para pues su papel en el ejército ha sido ‘como una fuerza estabilizadora para el país que ayudó a crear su imagen de ángel de la guarda de Egipto’.

Ciertamente, muchos egipcios ven a Al- Sisi como un salvador nacional, el peligro radica en que el también piensa de esa manera. Los retos sociales y económicos de Egipto no se superarán rápidamente y las altas expectativas que la gente tiene puestas en Al-Sisi podrían llevar incluso a una mayor desilusión que la que el gobierno de Mursi engendró.

Egipto tiene una tendencia a depender de las personalidades en lugar de agendas políticas. Los egipcios dan cuenta de esto, pero hay mucho temor y falta de confianza en las instituciones democráticas. Aun así, los votantes se preguntan si el país puede progresar sin un líder fuerte.

Omar Suleiman, jefe de los servicios de inteligencia de Egipto en la era Mubarak, afirmó que los egipcios no están preparados para la democracia. Pero ¿dónde empieza la democracia? Algunos sostienen que Egipto tiene que alejarse, primero, del liderazgo sectario para, luego, afianzar la democracia y esto aparece como muy complejo en la costumbre y modalidad de la sociedad egipcia.

Mientras tanto los que apoyan una posible presidencia de Al-Sisi creen que él es la única figura que puede mantener la transición de Egipto en paz social y calma económica.

Otro factor que parece estar presionando para una potencial presidencia de Al-Sisi es que no hay otra alternativa que inspire confianza en la sociedad egipcia. ¿Quién más tiene la fuerza y el apoyo para llevar adelante a Egipto en esta etapa de transición? No parece amplia la oferta si no fuera Al Sisi. Los otros dos candidatos a la presidencia, Hamdeen Sabahy, ex aspirante presidencial neo-nasserista y líder del partido Al-Tayar Al-Sha´aby, y Sami Anan, quien fue una figura destacada y jefe de las Fuerzas Armadas hasta el año 2012 no parecen estar a la altura de la aceptación que dispondría Al-Sisi. Ni Sabahy ni Anan serían considerados competidores serios si van contra él.

Es claro que nada o poco cambio en Egipto luego de 3 años escabrosos, el gatopadismo entro en escena sin sonrojarse y puede decirse que todos los cambios que se han visto desde la caída de Mubarak han sido palabras escritas en el agua.

Vis a Vis

El Por Prof. George Chaya, es BA in History. Es consultor experto en Relaciones Internacionales para el Oriente Medio, Europa y América Latina. Es autor de ¨La Yihad Global, el terrorismo del Siglo XXI¨ y varios libros de pensamiento.

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