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Política sin prestigio

en el desprestigio de la política, ya desde hace años, rondan causas profundas


En este país, España, ya no es un mérito el haber dedicado tiempo a representar a los ciudadanos en el Parlamento, las Asambleas Regionales o los Ayuntamientos. Cree el común que quien se dedica a la política o bien no tiene capacidad para desempeñarse en otras cosas o lo hace con la aviesa intención de sacar algo de ello.

Es realmente preocupante que los españoles, hoy, señalen como uno de sus principales problemas a la política y los políticos junto al paro y la situación económica. Se me antoja que lo anterior tiene mucho que ver entre si y parece razonable que los ciudadanos acosados por la crisis culpen a los políticos de la situación. Sin embargo en el desprestigio de la política, ya desde hace años, rondan causas profundas.

Es verdad, como ha dicho el expresidente Aznar, que el "rumbo de España es claramente confuso y equivocado", que vivimos años de retroceso, y que tenemos que recuperar la unidad y la concordia para "ser influyentes en el mundo". También cree, ha declarado a la revista Telva, que la política provoca rechazo en los ciudadanos y que el nivel de los políticos en España ha bajado. Estoy de acuerdo.

Estar en política, desde siempre, ha sido en España una actividad de alto riesgo. Atrás quedaron los ilusionantes años de la Transición donde el objetivo de ganar la democracia, el desarrollo y recuperar nuestro sitio en el mundo movilizaron a no pocos españoles en todos los partidos. Algunos han sobrevivido, otros han venido después, muchos están en sus cuarteles de invierno. Casi todos han sido vapuleados de una u otra forma.

Los resultados en economía y política dependen mucho de hacer bien o mal las cosas. Cómo casi todo en la vida. Esos resultados tienen que ver mucho con la confianza y la confianza no es un valor intangible o subjetivo siempre. Se gana confianza cuande se hacen bien las cosas pero se puede perder no solo por hacerlas mal. Aquí también influye la credibilidad. La credibilidad se puede perder a fuerza del propio error, es claro, pero también gracias a otros factores como la calumnia y la difamación en escalas grandes pero también pequeñas. Es, ya se sabe, lo de la envidia el pecado y deporte nacional.

Escuché decir que el día en que, en España, se convoquen elecciones generales nuestra prima de riesgo bajará de golpe 50 puntos y la economía empezará a arreglarse. Recuperar la confianza va a ser larga tarea pues el estropicio es grande. La confianza en la política también puede empezar a recuperarse con otros políticos en el poder que hagan mejor las cosas. Sin embargo creo que el tema, por eso de la credibilidad, es peliagudo y nada fácil. Algo habrá que hacer.

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