Oriente Próximo, Política

El programa nuclear de Irán ha mostrado su vulnerabilidad

La República Islámica fue blanco de una serie de hechos extraños, varias explosiones e incendios se produjeron en cercanía de sus centros de investigacion y lugares sensibles.

Un completo informe el diario libanes An-Nahar aborda los incidentes suscitados en las últimas semanas en sitios críticos del programa nuclear iraní donde se señala que la central científica de Natanz es el centro más relevante y de mayor actividad de centrifugadoras para la producción de uranio enriquecido en Irán. No obstante, Natanz no es la única, aunque es la que funciona a mayor escala. En consecuencia, ante los ataques de días pasados y dada la relevancia de la central, la República Islámica ha reforzado fuertemente su seguridad tanto física como cibernética por las hechos acaecidos en centros de generadores de energía eléctrica durante la serie de explosiones e incendios sucedidas en el país recientemente. 

Las sospechas de que EE.UU., Israel e incluso el Reino Saudita puedan estar detrás de esos incidentes calificados por el régimen como accidentes que pueden ser “sabotajes del enemigo sobre su programa nuclear pacifico” han sido motivo de órdenes estrictas del líder supremo Ali Khamenei, cuyas instrucciones específicas han sido triplicar y fortalecer los anillos de seguridad en todas sus formas.  

Según lo expresado por An-Nahar, los iraníes, creen que el plan estadounidense y de sus aliados regionales pretende  sabotear su programa nuclear. Sin embargo, lo indicado por la publicación confronta con declaraciones de oficiales sauditas al diario Al-Riyadh, donde los funcionarios de seguridad del Reino han negado esa versión sosteniendo que no están de acuerdo, y aunque no fue dicho en términos directos, es claro que para los saudies retrasar el programa nuclear de sus vecinos o retrotraerlo a un par de años atrás no es el objetivo. Por el contrario, la finalidad, sería neutralizarlo de forma definitiva para liberar la región de la peligrosa amenaza que se cierne sobre cualquier país al que Irán considere su enemigo.

Lo concreto es que la República Islámica fue blanco de una serie de hechos extraños, varias explosiones e incendios se produjeron en cercanía de sus centros de investigacion y lugares sensibles. Teherán dijo que ampliaría información y detalles de esos siniestros oportunamente. Sin embargo, todavía no confirmó ni negó nuevos ataques o posibles sabotajes.

El Washignton Post, citó días pasados informes de agencias de seguridad occidentales, aunque EE.UU. e Israel no se han pronunciado sobre los incidentes. El diario indicó que “el objetivo de los ataques intentó reducir la capacidad de las centrifugadoras iraníes por medio de intrusión en sus sistemas para lentificarlas generando inestabilidad para después acelerarlas por medio de pulsiones cibernéticas para afectar su funcionamiento”. Muy probablemente eso haya ocurrido y fuera la causa de los incendios y las explosiones sucedidas. Aunque tales operaciones no han sido reconocidas por ningún actor regional interesado en el programa nuclear iraní, claramente han sido ejecutadas en esa modalidad, sostuvo The Washington Post, que cito a un funcionario de seguridad regional que declaró bajo anonimato “que un dispositivo electrónico de detonación en cadena también fue colocado en las instalaciones de Irán”. Tal declaración indicaría que métodos tradicionales como el uso de explosivos también fueron utilizados acompañando los ataques cibernéticos. 

Segun el New York Times, las sanciones económicas no fueron suficientes y no han cambiado la conducta del régimen khomeinista, de allí que no sería extraño que se haya recurrido al sabotaje contra Irán. Tampoco el diario estadounidense confirma ni niega la participación de Israel en los hechos, aunque habla de consenso en la prensa árabe sobre la potencial participación estadounidense-israelí en los eventos. 

La semana pasada el mismo diario publicó un informe indicando que “las operaciones estaban planeadas desde tiempo atrás y que en sus orígenes era más grande de lo que finalmente ocurrió y permite inferir la existencia de una estrategia conjunta entre EE.UU. e Israel en los ataques cuyo objetivo fue destruir gran parte del programa nuclear iraní”. 

The Washington Post, en relación a los hechos citó a científicos de la Unión Europea (UE), que indicaron a la publicación británica The Economist que los ataques retrasarán la capacidad de Irán de operar sus centrifugadoras por lo menos en dos años, agregando que: supuestamente, tanto estadounidenses como israelíes han logrado una victoria táctica importante, afirmando que los ataques buscaron objetivos parecidos al golpe aplicado a la central de Natanz en 2010, cuando los israelíes neutralizaron importantes científicos iraníes logrando volver atrás el programa nuclear pero también colocando a los iraníes en un estado de sospecha por la posible infiltración de espías entre ellos. 

Como sea, es claro que los ataques han mostrado la fragilidad defensiva del régimen. Pero Irán tendrá que responder si desea resguardar su imagen de fortaleza regional. O como señala, el New York Times, deberá ser paciente y esperar una eventual salida del presidente Donald Trump de la Casa Blanca en noviembre próximo.

 

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