Política

Quieren ser libres

Ayer hemos sabido que el pueblo iraquí existe y ha ido a votar. Nada menos.


Ayer en España, el semblante de no pocos estaba particularmente sombrio. Vimos las mismas caras de contrariedad que ya observamos cuando las televisiones del mundo mostraban la algarabía de muchos iraquies y el ejército anglo-norteamericano liberaba Bagdad.

Hemos visto contrariedad y de nuevo preocupación “política”. El pueblo iraquí ha respaldado la propuesta democrática a pesar de la violencia de terroristas o insurgentes como les llama la prensa ocidental. Es un espaldarazo para Bush y para Blair y para todas las democracias que están ayudando. Es también un espaldarazo a millones de iraquies que creen en ello y apuestan por ello. Que sufren cada día la amenaza de la violencia de los de siempre, que son los mismos terroristas o insurgentes.

Millones de ciudadanos en Irak protagonizan cada día noticias distintas a las de la violencia, los atentados, las muertes. Pero en Occidente no las conocemos, no nos las cuentan. Se construyen hospitales, escuelas, carreteras, se cultivan los campos y se trabaja en las fábricas. Ayer hemos sabido que el pueblo iraquí existe y ha ido a votar. Nada menos.

Es una verguenza que en Occidente, que algunos -y no pocos- en Occidente por el exclusivo interés del poder político manipulen y mientan con descaro. Han construido falsas imágenes sobre Irak y sobre la famosa guerra de Irak. Les conviene la mentira para alentar falsos sentimientos y coseguir reditos políticos.

Ayer el pueblo iraquí ha dicho a estos mentirosos malintencionados y compulsivos que existe, que está detrás de esa violencia televisiva perfectamente encuadrada y que quiere votar y que quiere democracia. Son por fin los protagonistas de la noticia.

No nos hacemos muchas ilusiones. El principal problema de los ciudadanos libres de Irak que quieren democracia y libertad, no son los terroristas e insurgentes. Serán vencidos. Lo son esos acomodados progres de diseño que tanto abundan por estos lares y para los que la democracia sólo existe si mandan ellos y si todo el mundo piensa como ellos.

Ayer, la mayoría del pueblo iraquí respaldó las elecciones y por lo tanto también a sus promotores. Esos a los que en viejas cancillerias europeas se les tilda de ejército de ocupación e invasores. ¿Se darán cuenta de esto en España, Francia o Alemania? No nos hacemos muchas ilusiones. Su sombrio semblante actual se tornará distinto si las televisiones nos traen mañana, como siempre, noticias de violencia, de crímenes, dolor y sufrimiento. Sus intereses no peligrarán mientras la opinión publicada, radiada y visionada siga señalando como “culpables” de todo ello a las violentas y sanguinarias huestes del imperio con su comandante en jefe a la cabeza.

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