Una vez producido el encargo del Rey y la aceptación de Rajoy, representantes de los partidos opositores se manifestaron reiterando su negativa a apoyar la investidura del candidato.

Despues de una semana de consultas con los líderes de los partidos políticos con representación parlamentaria, el rey Felipe VI ha encargado al actual presidente en funciones, Mariano Rajoy, la formación de un gobierno que desbloquee el panorama político español encallado desde el 20 de diciembre del pasado año.

Rajoy, presidente del Partido Popular, ganó las pasadas y segundas elecciones generales, celebradas el 26 de Junio, con una significativa diferencia sobre el resto de los partidos que perdieron, todos, apoyo popular y vieron mermada su representación parlamentaria. Consecuencia directa del fracaso que tuvieron en el propósito de conformar un gobierno alternativo al del PP, ganador de las elecciones en ambas ocasiones.

Mariano Rajoy, en rueda de prensa, revelaba  que había  informado al Rey de las conversaciones públicas y privadas mantenidas con los dirigentes de las principales fuerzas políticas con el fin de formar un "gobierno estable y sólido a la mayor brevedad posible".  "Le he explicado que, hasta el momento, no cuento con los apoyos para ello, pero que acepto el encargo. Que buscaré esos apoyos, lo he estado haciendo hasta hoy y, a partir de ahora lo haré además con el encargo del jefe del Estado".

Ha asegurado que él es quien más responsabilidad asume como presidente del partido más votado, pero los demás dirigentes, en función de los apoyos recibidos, también tienen que colaborar: "Debemos evitar unas terceras elecciones, dar cauce a la voluntad expresada por los españoles en las urnas, ser respetuosos con lo que han votado y ofrecer cuanto antes una solución que permita mantener la pujanza de nuestra recuperación económica".

Una vez producido el encargo del Rey y la aceptación de Rajoy, representantes de de los partidos opositores se manifestaron reiterando su negativa a apoyar la investidura del candidato.

Comienza ahora un periodo de negociaciones, con el permiso de los interlocutores,  donde el presidente en funciones intentará sumar apoyos a los 137 diputados de su propio grupo, insuficientes al necesitarse al menos 176 en una primera votación o las necesarias abstenciones para alcanzar más votos favorables que contrarios en la preceptiva segunda votación.

No va a ser una tarea sencilla pero la decisión del Rey, aceptada por Rajoy, pone una enorme presión en las formaciones de Ciudadanos (32 diputados) y del partido Socialista (85) que van a tener muy dificil explicar por qué no se sientan a negociar un programa de gobierno o por qué no permiten, llegado el caso, un gobierno en minoría de la fuerza más votada, máxime cuando ya han anunciado su incapacidad de conformar una alternativa de todos o casi todos (comunistas de Podemos, independentias catalanes, nacionalistas vascos, socialistas y el centrista Ciudanados) contra Mariano Rajoy.

La oposición ha preferido, de momento, enredarse en la calculada ambiguedad del candidato sobre la fecha concreta del debate de investidura y la posibilidad de que, si no tiene los apoyos suficientes, Rajoy decline el encargo del Rey. Pareciera que en determinados medios y entre una buena parte del arco parlamentario hubiera sido recibido con enorme disgusto la decisión del Rey y la iniciativa de Rajoy.