Pedro Solbes, vicepresidente segundo y ministro de Economía y Hacienda, presentó ayer el proyecto de Ley de los Presupuestos Generales del Estado para 2009. Aunque el Gobierno ha destacado su “austeridad”, España ya ha entrado en déficit y muchas Comunidades Autónomas no recibirán la financiación necesaria para garantizar la sanidad pública.

Afirman que son “austeros”
Según los presupuestos, que todavía no se han aprobado, el gasto público aumentará en casi un 3%, uno de los menores incrementos de esta partida en los últimos años. La mayor parte del gasto se dedicará a pagar la deuda pública, España es el segundo país europeo más endeudado sólo por detrás de Grecia, la subida de las pensiones y las contribuciones a la Unión Europea.

Las administraciones territoriales recibirían, según lo previsto, una fracción muy considerable de los presupuestos pero mucho menor que la que se había acordado. José Luis Rodríguez Zapatero prometió en la Conferencia de Presidentes de la Comunidades Autónomas que les proporcionaría una cantidad de dinero extra para garantizar, entre otras cosas, la ampliación y viabilidad de la sanidad pública. En estos momentos, el presidente español parece no querer pronunciarse sobre si los líderes regionales recibirán finalmente lo prometido.

El lunes pasado el Partido Popular advirtió que llevaría no sólo al Congreso de los Diputados sino también a la Audiencia Nacional la denuncia de los recortes que el Ejecutivo central estaba impulsando en los servicios más básicos de las regiones.

Los recortes de Zapatero parecen concentrarse en las Comunidades Autónomas y dejar a un lado el gasto de sus propios ministerios. Mientras las partidas regionales se reducen según lo acordado, los ministerios contarán con 58.094 milllonres, un 2,7% más que en 2008.

Las prioridades sociales de estos presupuestos serían la dependencia, las pensiones mínimas y los seguros de desempleo. Desde el punto de vista del aumento de la productividad y la salida de la crisis el Gobierno impulsará el gasto en I+D+i, educación e infraestructuras.

Todo está preparado para un debate que promete ser duro entre los partidos políticos. Zapatero ni siquiera sabe con seguridad si le aprobarán los presupuestos porque depende por un lado del PNV, que quiere celebrar un referéndum independentista que el Gobierno censura abiertamente, y por otro de sus barones territoriales, que están profundamente disgustados con los recortes que piensa aplicarles en contra incluso de lo que les había prometido.