Después de entrevistarse con los ministros de Exteriores de la Unión Europea el jueves pasado, el jefe de la diplomacia castrista, Felipe Pérez Roque, dijo que veía que se estaba abriendo “un nuevo camino” para las relaciones entre La Habana y Bruselas.
En su visita a París
Los castristas parecen estar de enhorabuena desde que la UE levantase las sanciones que les había impuesto por la represión contra los presos políticos. Además, esta reunión ministerial entre los representantes de Cuba y Europa que no se producía desde hace cinco años, ha alegrado especialmente a los castristas.
El jefe de la diplomacia cubana se reunió con la troika europea, integrada por su homólogos Bernard Kouchner, de Francia, Karel Schwarzenberg, de República Checa, y por el comisario europeo para el Desarrollo y la Ayuda Humanitaria, Louis Michel.
Según Pérez Roque, la Unión Europea demostró “respeto” frente a la situación de los derechos humanos en Cuba, porque compartían los mismos “criterios”. En estos momentos, existen centenares de presos políticos en las cárceles castristas que el Gobierno cubano se ha negado a reconocer.
“Hemos explicado con toda honradez y seguridad nuestros criterios y nuestro orgullo por la obra de la Revolución y por los principios que defendemos”, explicó Pérez Roque.
A muchos analistas les sorprendió la “arrogancia del dirigente castrista”, porque aclaró en todo momento que si había viajado a Europa era exclusivamente porque Bruselas había cedido a la hora de quitarle las sanciones al régimen cubano.
El jefe de la diplomacia cubana destacó “haber palpado en todo momento un sentimiento de solidaridad hacia Cuba por lo ocurrido con los huracanes y de admiración por el esfuerzo hecho por nuestra población y nuestro gobierno”.
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