Política

¿Prohibir a la gente trabajar creará mas trabajos y mayor riqueza?

Marian L. Tupy analiza el intento de la legislatura de Hong Kong de intervenir el mercado laboral y los efectos que podrían tener estas medidas.

POLÍTICAS PÚBLICAS
¿Prohibir a la gente trabajar creará mas trabajos y mayor riqueza? Algunos
miembros de la asamblea legislativa piensan que sí. Ellos han propuesto una ley
que acortaría la semana laboral y limitaría el tiempo que a la gente de Hong
Kong se le permitiría trabajar. La lógica económica y la experiencia muestra que
esa propuesta fracasará.


La anterior propuesta descansa sobre un error que los economistas llaman “la
falacia del monto de trabajo”. Esa falacia sostiene que el monto de trabajo a
realizarse es constante. Cuando aumenta la productividad, el monto global de
trabajo disponible cae y las personas pierden sus empleos. La solución propuesta
es esparcir aquella cantidad limitada de trabajo. Con esa lógica, el
descubrimiento de cualquier aparato que ahorre trabajo—desde el azadón hasta la
computadora personal—elimina trabajo y empleo, de tal manera que empeora en
lugar de mejorar la vida de las personas.


Esa visión es claramente absurda. La perdida de empleos agrícolas, causado
por la mecanización, no dio como resultado un desempleo masivo. Doscientos años
atrás la mayoría de norteamericanos eran agricultores. Hoy en día, solo un 1.5
por ciento de la fuerza laboral norteamericana está empleada en la agricultura
y, a pesar de eso, ellos producen suficiente alimentos para satisfacer el
consumo domestico y exportar al extranjero. ¿Qué pasó con todos los empleos
perdidos? Aquellos trabajadores cuyo trabajo ya no era necesario, encontraron
trabajo en el floreciente sector industrial. Cuando la mecanización hizo más
productivo al sector industrial, la gente se movió al sector de servicio para
crear todavía más valor. Más recientemente, industrias totalmente nuevas y
millones de nuevos empleos fueron creados como resultado de la revolución en el
sector tecnológico.


En realidad, el monto global de trabajo a realizarse depende de nuestras
siempre crecientes necesidades y las personas y recursos disponibles para
realizar ese trabajo. Debido a que nuestras necesidades son infinitas, también
lo es el monto de trabajo que se necesita para realizarlas. En la medida en que
la gente desee un mayor nivel de vida y más bienes y servicios que hacen posible
las mejoras en sus vidas, la humanidad no se va a “quedar sin trabajo”.


Desgraciadamente, algunos políticos, ocasionalmente, ponen la lógica
económica a un lado. Por ejemplo, en 1998 el gobierno francés, bajo el liderazgo
del primer ministro socialista Lionel Jospin, introdujo una ley que prohibía a
la gente trabajar más de 35 horas a la semana. De acuerdo con la revista The
Economist
, el mismo Jospin pensaba que la ley era un error, pero de todas
formas siguió adelante con ella para preservar la cohesión de la coalición de
gobierno.


¿Cuál fue el resultado? La ley del Sr. Jospin incrementó el costo de hacer
negocios en Francia. La gente que trabaja menos produce menos y, por lo tanto,
ellos ven caer sus ingresos. Sin embargo, el gobierno francés declaró que los
empleadores no podrían responder a la reducción de la semana laboral reduciendo
el ingreso de sus empleados. Como consecuencia, redefinieron la “semana
laboral”. Los recesos, la hora del almuerzo y otros periodos de descanso ahora
son excluidos de la suma de horas de trabajo. Otra consecuencia no intencionada
de la reducción en la semana laboral es el estancamiento de los salarios. En lo
que respecta a la cifra de desempleo, seis años después de aprobada la ley, el
desempleo en Francia continua alrededor del 10 por ciento. El fracaso de la
legislación es ahora extensamente conocido. En octubre del 2003 el ministro de
finanzas francés, Frances Mer, afirmó que “la semana de 35 horas fue, en
esencia, mala para nuestro país”.


Los mercados laborales de Europa Occidental son muy restrictivos. Francia,
Alemania e Italia, comparados con Hong Kong, están plagados con un desempleo
significativamente mayor. Cuando la tasa de desempleo aumentó en Hong Kong, el
gobierno se abstuvo de intervenir el mercado laboral. Sin la interferencia del
gobierno, la economía de Hong Kong vio declinar su tasa de desempleo desde un
8.7 por ciento en mayo del 2003 a un 6.8 por ciento en septiembre pasado. En
solo 16 meses el desempleo en Hong Kong se redujo en un 22 por ciento. Entre
1994 y 2003, la tasa anual promedio de desempleo en Hong Kong fue de 4.6 por
ciento. En el mismo periodo, la tasa promedio de desempleo en Francia fue de
10.3 por ciento. Tal como lo afirmó la Organización para la Cooperación
Económica y Desarrollo (OCED) “la evidencia empírica apunta a una clara
correlación entre altos niveles de protección laboral y altos niveles de
desempleo”.


A pesar de tener un pequeño territorio y no poseer recursos naturales, Hong
Kong es uno de los lugares más prósperos en el planeta. En el 2003 el ingreso
per cápita de Hong Kong era más alto que el de Francia. Hong Kong logró ese
resultado debido al espíritu empresarial de su gente y una economía libre. Es
importante que Hong Kong retenga un alto grado de libertad económica y rechace
propuestas que socavarían la flexibilidad de su mercado laboral.


 



Marian L. Tupy es
Director Adjunto del Proyecto sobre la Libertad Económica Global del Cato
Institute.


 


Traducido por Nicolás López para Cato
Institute

// OTROS TEMAS QUE TE PUEDEN INTERESAR

// EN PORTADA

// LO MÁS LEÍDO

// MÁS DEL AUTOR/A

Menú