América, Política

Argentina: ¿Dónde están los grandes cambios que conducían al país en serio?

“La metodología por la cuál el kirchnerismo pretende alzarse con la consigna de “la nueva política” es harto conocida por la ciudadanía y hasta la fecha todo se reduce a la puja electoral sin que nadie aluda a los proyectos en carpeta por los cuáles merezca la pena votársele”.

"La exaltación liberal se apagó en un terror silencioso" G. García Márquez

 

 

Esta vez hay que admitir el acierto del Gobierno. Dijo Néstor Kirchner: "Nos quieren proscribir". Es así. Lástima que haya confundido "a quién" y el "quién" y en consecuencia nadie entienda demasiado el final del cuento. Y es que en la segunda acepción del término en cuestión, dado por la Real Academia, es dable admitir que son muchos los argentinos que quieren proscribir esta manipulación de comicios y esta campaña sin pudor que entabló el oficialismo conjuntamente con el duhaldismo en el conurbano bonaerense. Aunque en la primer acepción,  si bien se mira se verá que el único proscripto, a fin de cuentas, es el pueblo argentino.

 

Proscribir (Del lat. proscribĕre).

1. tr. Echar a alguien del territorio de su patria, comúnmente por causas políticas

2. tr. Excluir o prohibir una costumbre o el uso de algo

 

Suponer, en cambio, que dicha exclusión se perciba para el peronismo o más aún para el oficialismo y que pueda ser llevada a cabo por la Justicia no reviste demasiado rigor. De surgir un juez competente que impugne las listas del Frente para la Victoria y del Movimiento Peronista, acorde a lo sostenido en el Art. 54 de la Constitución y apelando a la ley 25.611 que prevé el sistema de internas abiertas como mecanismo para resolver conflictos en el seno de los partidos, cabe esperar que el caso termine en la Corte donde nadie bajaría el pulgar a la candidatura de Cristina Fernández (sin el "de"), tampoco  a la de Chiche Duhalde.

 

De allí que, el resultado, más allá de esta batahola inadmisible y vergonzante termine en los resultados conocidos de ante mano. Es decir: una repartija de bancas entre el justicialismo y su derivado. Es decir, más de lo mismo para el "nuevo" Senado.

 

Y es que, en definitiva, lo que muchos argentinos desean no tiene injerencia para esta dirigencia y la utilización fehaciente de los conceptos, a esta altura de las circunstancias, causa risa. La metodología por la cuál el kirchnerismo pretende alzarse con la consigna de "la nueva política" es harto conocida por la ciudadanía y hasta la fecha todo se reduce a la puja electoral sin que nadie aluda a los proyectos en carpeta por los cuáles merezca la pena votársele. Ni novedades en agenda ni soluciones a viejos problemas. De ese modo es factible predecir un Congreso inoperante destinado tan sólo a las formas para evitar que se vea el fondo: una democracia fingida, cabalmente inexistente y un sistema de gobierno regido por caprichos antojadizos, decretos sin necesidad ni urgencia y números sueltos comprados a seudo analistas.  

 

Ni siquiera es de esperar que  la centralización de poder legitime una izquierda real o concreta sino que lo que quedará establecido en lo sucesivo será una especie de mezcolanza entre políticas obsoletas y agravamientos constantes en las crisis perennes con las cuales, concientes o inconscientemente, convivimos desde hace tiempo los argentinos.


¿Dónde están los grandes cambios que conducían al país en serio? ¿Dónde el éxito al que se nos condenó sin juicio previo?

 

La economía pende de un hilo, o mejor dicho, depende de la cordura que, a juzgar por las declaraciones que emanan desde Presidencia y desde el Palacio de Hacienda, brilla por su ausencia. En el Ministerio están más preocupados por el capital político que pueda sacársele a una gestión que viene de la mano duhaldista, aunque con intencional olvido del anterior sostén del alfonsinismo, que a la solución efectiva y sustentable a un índice inflacionario no previsto de antemano.

 

"Lavagna medita sobre su futuro: El ministro cree  que la disputa en el PJ complica su gestión y analiza si sigue o no" Este titular de matutino porteño pone de manifiesto el modo como se entiende hoy en día el patriotismo en este suelo. ¿Triste, no? Pero nunca fue un ministro el que determinó la suerte de un país entero. Cabe esta reflexión para evitar intencionadas campañas que tienden a distorsionar lo que pasó y pasa.



La absurda polémica acerca de las causas de la inflación no hacen más que corroborar que la inflación está, aunque Fernández se ocupe de desmentirlo o quizás sea esta desmentida oficial lo que certifica la inflación de dos dígitos en la Argentina kirchnerista.  A su vez, en algunas provincias como Tucumán, el superávit fiscal ya es menor al de todo el año 2004 y en el despilfarro preelectoral es dable esperar que se agoten los recursos fiscales, tanto provinciales como nacional.

 

Las Obras Públicas siguen anunciándose sin pausa y con mayor prisa cada día, desde el 25 de mayor del 2003, el modus presidencial atiende únicamente al verbo "anunciar". La premura por ejecutar alguno de los proyectos no traspasa el ámbito del despecho de Julio De Vido, ministro que fue llamado a mantener un perfil más bajo en esta etapa de decisión. De hecho, todos los funcionarios que no gozan de números interesantes en las encuestas que manda a hacer Presidencia, deben mantenerse detrás de escena. Peculiaridades de la amistad kirchnerista o vulgaridades de la política argentina, como prefieran.

 

Por último un dato para nada menor. 600 piqueteros reciben instrucción sobre "cooperativismo"  en Campo de Mayo. En otras palabras, más lisas y llanas: la política se mete, otra vez, en los cuarteles. Simultáneamente, el nombre de Marita Perceval aparece enfocado para  sustituir a José Pampuro al frente del Ministerio de Defensa lo que no hace más que confirmar el modus operandi de la administración pública: amiguismo a dedo. La actual senadora puntana merodea los despachos de su par santacruceña con frecuencia y mantiene amistad estrecha con Roberto Bendini, hombre capaz de entregar el Ejército a un grupo de piqueteros antes que presentarse en Balcarce 50 como un jefe verdadero. Lo grave de este asunto es que no será sólo Bendini quién deba atender las consecuencias de este juego.

 

Pero más allá de un escenario repetido en materia política, subyace un escenario social que años atrás hubiese sido tenido en cuenta al menos para entablar debates públicos o mediatizarlo en mesas de analistas en TV. A fuerza de costumbre, lo que pasa cada día en las calles y rutas de Capital y provincia queda en la anécdota misma. Piquetes, reclamos laborales, paros repentinos, paros solidarios, paros por contagio  no parecen alarmar al  Gobierno. Carlos Tomada debe negociar al respecto, y a Hugo Moyano le fue cumplido el deseo. Tranquilidad parcial en el gabinete aunque en la gente se traduzca como carencia absoluta de un Estado cierto, brindando servicios básicos. No está garantizada la salud, la educación, menos aún la seguridad. En rigor, la vida se tazó a muy bajo precio.

 

La inoperancia del gobierno en este terreno marca que los números que se manejan hoy en día para los comicios de Octubre no le son sustancialmente adversos.  Si se avizora una elección medianamente favorable al oficialismo, el resto importa un bledo. Y no estamos precisamente frente a una oleada de dirigentes que desdeñen la mediocridad sino más bien en manos de aquellos encaramados en las medias tintas y en los límites de la legitimidad. Con "más o menos" está perfecto…

 

Ciertamente, Néstor Kirchner,  no podrá hacer frente a una elección capaz de plebiscitar su gestión pero tendrá espacio suficiente para maniobrar mientras la caja siga saldando la coparticipación federal y gastos afines al clientelismo político. La fuerza de Eduardo Duhalde, a su vez, se mantendrá medianamente estable. Es decir que, el peronismo con los nombres que desee ponérsele y sus derivados ocasionales mantendrá en jaque al país durante un tiempo considerable y hasta tanto, dirigentes de la oposición decidan aunar esfuerzos en pro de una política contundente. Es decir, decidan embarrarse los pies y salgan a patear, más allá de los escollos y atolladeros que pongan los punteros solícitos al asistencialismo oficial, la provincia de Buenos Aires donde, en definitiva quedará sellada la  próxima elección nacional.

 

De lo contrario lo que habría de preguntarse es "¿Después de Octubre qué?" Y en este trance, después de Octubre, el 2007 hará que todo se repita una y otra vez…

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