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La Caracas que no nos cuenta Ramón Campos

¿Cómo podemos hablar de normalidad en un país como Venezuela?

¡Qué oportunidad ha perdido el periodista Ramón Campos Iriarte!  Desde el Espectador, ha publicado el 3 de junio de 2019 un reportaje de su fugaz visita a Caracas durante el 11 y 12 de mayo previos, donde cierra la nota con este comentario: “Caracas hoy tiene una cotidianidad similar a la de cualquier urbe latinoamericana…”. La afirmación va precedida de este otro comentario: “La sensación de normalidad es innegable, aunque contrasta con la también evidente realidad de cientos de miles de venezolanos que han migrado a otros países.” La propia autoridad migratoria de Colombia reportó, un mes antes de publicarse el artículo de Campos, que tan solo en su suelo hay un millón doscientos mil sesenta venezolanos, así que el éxodo está mal dimensionado (1).  Y sobre la afirmación repetida de “normalidad”, de no ser porque El Espectador es una casa seria, con un trabajo editorial encomiable, definitivamente esta nota se podría considerar cínica – o peor, una infografía pagada por quien desea transmitir que Venezuela “está bien”.  Dejo de lado esa sospecha, que nada aporta.
 

¿Cómo podemos hablar de normalidad en un país como Venezuela? Una nación donde el propio Gobierno ha reportado, en cifras oficiales, una caída acumulada del PIB de 50% en cinco años y una inflación anual de 130.000% en 2018. Estas cifras oficiales ya habían sido difundidas en Colombia antes de publicarse la nota (2).

En la nota de Ramón Campos hay un problema de método: su relato es la vivencia que él hace de Caracas en dos apretados días, donde invierte laúnica noche de que dispuso para ir de fiesta. Su alimentación es en restaurantes y panaderías caros – en un desayuno se gastaron él y otro colega 20 dólares, que equivalen a casi 3 sueldos mínimos venezolanos, al cierre de abril de 2019 (3).  Le acompañan dos hermanos que han mejorado su calidad de vida bajo Maduro. Él mismo relata que uno de los hermanos hasta recibió apartamento del Gobierno Venezolano, y que ambos tienen acceso a las cajas de ayuda alimentaria que dan las autoridades.  Habría sido grato invertir tiempo en visitar hospitales, viendo de primera mano los pacientes, entre ellos niños, muriendo por falta de medicinas. O bien deambular más por las calles, para tomar información de las personas buscando comida en la basura o ver las amplias zonas sin iluminación por la mala gestión de servicios públicos. Quizás hasta visitar a sus colegas periodistas venezolanos, para contrastar  de primera mano lo que decía Guillermo Cano, decano de El Espectador: “No existe, no ha existido ningún gobierno militar que no haya entrado en conflicto con la prensa escrita”.

Sorprende que el periodista afirma haber llevado dos cámaras para su reportaje, que temía le robasen, y la única imagen que aparece en su nota es la fila de un cine.  No toma por ejemplo ninguna foto de un acto político de la Oposición, donde, según él, apenas había mil personas y donde “uno que otro, de tez más oscura, aprovechó la ocasión para vender gorras y camisetas…”No creo haya tenido que temer por su cámara en el acto político donde él mismo reporta hay gente con ropa de marca y iphonenuevo.

El reportaje tiene algo afortunado. Busca de mostrar los contrastes que hay en Caracas. Y en efecto los hay. Definitivamente hay población que ha mejorado su calidad de vida bajo Chávez y Maduro.  Incluyendo empleados del sector oficial y sus amigos favorecidos con contratos y rentas, incluyendo militares, que sostienen esta inmisericorde tiranía y desperdicio de vidas. 

El periodista Campos desperdicia el filón de mostrar los contrastes, por adoptar supuestos velozmente: cree que la bonanza corresponde a una pirámide social de “gente de piel clara” y da por sentado que entre los residentes del exclusivo Country Club solo hay adversarios al Gobierno, cuando allí viven varios de los empresarios y altos cargos favorecidos: “No cabe duda de que en el epicentro de la oposición venezolana hay gente inmune a las drásticas sanciones económicas de Donald Trump.”   Es un error de juicio: quienes están vendiendo oro de reservas venezolanas para sostener la calidad de vida de sus clientes y amigos es el propio Gobierno. El Espectador reportó el 17 de mayo que el Banco Central venezolano había vendido 570 millones de dólares de las reservas oficiales auríferasen apenas dos semanas, y que el inventario había caído a su nivel mínimo de 30 años (4).

Estos dislates periodísticos, que podrían haberse resuelto con algo más de reflexión y autocrítica, ahogan los momentos afortunados de la nota. Por ejemplo, cuando Campos cuenta que llenar el tanque de gasolina de un carro, 15 litros, le cuesta menos de dos centavos de dólar – y cómo ni siquiera se paga el combustible, apenas una propina al empleado de la gasolinera. Limitar la nota a contar cómo funciona el mercado de gasolina en Venezuela, de primera mano, habría sido provechoso. O incluso reportar las vivencias en los lugares de fiesta y restaurantes caraqueños.

Una nota enfocada a un asunto, con investigación de campo intensiva de un fin de semana, habría sido provechosa y ojalá Campos trabaje así en la siguiente oportunidad – su estilo de escritura es bueno, y da para más.
 
El artículo original de Ramón Campos está disponible en:  https://www.elespectador.com/noticias/el-mundo/la-caracas-que-no-nos-cuentan-articulo-864008
(1)Ver: http://www.migracioncolombia.gov.co/index.php/es/noticias/397-asi-ven-los-medios-a-mc/prensa/comunicados-2019/mayo-2019/11331-mas-de-1-millon-260-mil-venezolanos-se-encuentran-radicados-en-el-pais-director-de-migracion-colombia
(2) https://www.larepublica.co/globoeconomia/nicolas-maduro-aumento-el-salario-minimo-en-venezuela-a-40000-bolivares-2856288
(3)  https://www.elcolombiano.com/internacional/venezuela/venezuela-banco-central-admite-devastador-estado-de-la-economia-CP10864204
(4) https://www.elespectador.com/economia/venezuela-vendio-otros-us570-millones-en-reservas-de-oro-articulo-861225

Por: Carlos Goedder, CEDICE

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