Es lo de siempre. Primero se destruye a la persona y de esta forma se destruye lo que piensa, defiende y su obra. Despues ya sólo quedará sitio para el “pensamiento único” y el poder arbitrario.

Los últimos acontecimientos políticos en España están sorprendiendo al mundo. El terrorismo es el principal problema de los españoles y después, según todas las encuestas, están los ciudadanos preocupados por el paro.

El pasado sábado tuvo, en Madrid, lugar una manifestación convocada por la asociación de victimas del terrorismo en su memoria y por su dignidad y justicia. La manifestación no gustó al gobierno, digan lo que digan. Un ministro de bajo perfil, el de administraciones públicas, fue el mandado para cumplir el trámite. El recien nombrado alto comisionado para las victimas, Gregorio Peces Barba, expresidente del Congreso y destacado dirigente socialista declinó la invitación. La prensa contaba y no paraba sobre las pretensiones del gobierno de iniciar una negociación con ETA y la justicia iba a excarcelar a un asesino sangriento.

Los ánimos estaban caldeados y en esto, apareció Bono a título particular por una calle adyacente. Ya se habían producido gritos contra el gobierno y al parecer hubo empujones e imprecaciones. Los partidos condenaron los hechos,  pero el ministro aseguró que había sido agredido físicamente.

Comenzó la “caza de brujas” y el gobierno, alentado por diferentes medios, organizó la identificación de los culpables. Habian “pillado” al PP. Eran la extrema derecha, intolerante y violenta. Después de dias de insultos, declaraciones subidas de tono y la conclusión mediática: ya se lo decíamos nosotros, son los de siempre…

Finalmente, todo ha resultado ser una mentira instrumentada. Y es que en España las “mentiras” tienen un gran valor electoral.

Pero decíamos que en España el segundo problema es el paro. El PP dejó la “caja” llena y el actual gobierno vive de ese impulso, pero empiezan a “intervenir”… El presidente de una de las principales entidades financieras privadas se ve sometido al acoso del gobierno y a otras “mentiras” inventadas.

Es lo de siempre. Primero se destruye a la persona y de esta forma se destruye lo que piensa, defiende y su obra. Despues ya sólo quedará sitio para el “pensamiento único” y el poder arbitrario.

En España, últimamente, se respira un tufo antidemocrático preocupante.