Repasar los beneficios a corto, medio y largo plazo de no volver a encender un cigarrillo es, sin duda, una buena manera para que la fuerza de voluntad se imponga al tabaco.
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Viernes, 19 de abril 2024
Repasar los beneficios a corto, medio y largo plazo de no volver a encender un cigarrillo es, sin duda, una buena manera para que la fuerza de voluntad se imponga al tabaco.
Si mantenemos el cuerpo sin tabaco al menos doce horas más, los niveles de monóxido de carbono en la sangre disminuyen y, después de dos a doce semanas, la circulación mejora, así como el funcionamiento de nuestros pulmones.
Entre las mejoras de salud a largo plazo por no encender un cigarrillo nunca más se encuentra, lógicamente, la disminución de las probabilidades de padecer las grandes enfermedades asociadas con el tabaquismo. Entre ellas, la prevalencia de un cáncer de pulmón (que en diez años se reduce a la mitad) y el riesgo de enfermedades coronarias, como el infarto, que en quince años se iguala a la de un no fumador. En solo un plazo de uno a cuatro años, el exfumador reduce en un 50% el riesgo de fallecer, en comparación con un fumador.
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