América, Economía y Sociedad

Día mundial de la eficiencia energética en Chile

Con motivo del día internacional de la eficiencia energética, el Ministro Pacheco se refirió a algunas medidas que se están desarrollando. Susana Jimenez, economista de LyD, nos da su opinión.

Hoy (5 de Marzo) es el Día Mundial de la Eficiencia Energética, que comenzó a celebrarse en 1998, tras la primera conferencia internacional sobre el tema que tuvo lugar en Austria. A lo largo de estos años, la tendencia en el mundo ha sido avanzar hacia una mayor eficiencia  energética (EE), que consiste en aumentar la productividad del país o mejorar la calidad de vida usando la misma o menos energía. Ello no implica una renuncia a mayores estándares de vida sino, por el contrario, a la obtención de los mismos bienes y servicios energéticos empleando para ello menos recursos.
 
La EE es reconocida como una fuente energética ambientalmente amigable, que permite reemplazar otras fuentes contaminantes o más caras. La gestión eficiente de la energía que consumimos es todo un reto, siendo la EE es la mejor fuente de energía porque la mejor energía es la que no es necesaria de producir.


En Chile también se ha ido creando conciencia respecto de la importancia de la EE, tanto a nivel de opinión pública como de la política energética. Eso se ha reflejado en medidas y objetivos concretos, que han ido acompañados de mayor presupuesto público. En particular, la Agenda de Energía que publicó la administración de la Presidenta Bachelet explicita una meta ambiciosa, cual es la de reducir el consumo energético del país en 20% respecto al consumo esperado al año 2025. Para ello se señalan una serie de medidas a ser implementadas, que incluyen una futura Ley de Eficiencia Energética (cuarto trimestre del 2015), nuevos etiquetados, programas de recambio de alumbrado público, campañas masivas y programas educacionales, entre otros.
 
Con motivo del día internacional de la eficiencia energética, el Ministro Pacheco se refirió en el día de hoy  a algunas medidas que se están desarrollando. Entre otros, se refirió a la prohibición de vender ampolletas incandescentes de 100 watts de consumo que ya rige en el país y que se extenderá este año a las ampolletas de 25 watts o más. Junto con ello, se impedirá la venta de refrigeradores poco eficientes, es decir, se limitará la venta a solo aquello con clasificación A que certifica su mayor eficiencia energética.


SUSANA-JIMENEZ-LYD-2013"Ambas medidas podrían en principio parecer positivas puesto que los productos más eficientes, si bien son más caros, logran rentabilizarse en poco tiempo a través del menor consumo de energía (que se traduce en menores cuentas de luz). Sin embargo, no se puede obviar que tal efecto se fuerza a través de una prohibición, lo que equivale a un impuesto de magnitud infinita”, señala Susana Jiménez, economista senior de LyD. Lo anterior nos recuerda otras de las tantas medidas que se han venido impulsando últimamente, y que afectan directamente a los consumidores. Casos emblemáticos han sido la llamada Ley del Súper 8 que estableció prohibiciones de venta de ciertos productos en las inmediaciones de los colegios por determinación no de los padres, sino del Estado. Igualmente, normativas que obligan a reducir la sal del pan, proyectos de ley que buscan imponer porcentajes mínimos de música chilena en la programación radial o leyes que obligan a incorporar programas culturales en la señal de TV digital, solo conllevan mayores costos para los consumidores que ven limitada su capacidad de elección.
 
Cabe señalar que en materia de “derroche” de energía, bien podría cuestionarse que existan casas con dos congeladores, múltiples artefactos eléctricos o demasiadas luminarias. Esto, porque el consumo de energía depende no solo de la eficiencia de la ampolleta sino también de los hábitos y costumbres dentro del hogar. ¿Será posible que algún día se norme también lo que podamos o no tener dentro de nuestras casas?
 
“No cabe duda que se debe avanzar hacia una mayor concientización de la importancia, no solo de ahorrar, sino también de no malgastar la energía, pero hay formas de hacerlo que inciden en los hábitos de la población para el buen uso de la energía sin invadir su libertad de elección“, plantea la economista. Para ella, medidas concretas son entregar más información a los consumidores a través de las diversas etiquetas de EE en artefactos, en vehículos y en viviendas e incorporar la EE en la educación y realizar acciones de difusión, lo cual requiere de campañas masivas para generar un cambio cultural en la sociedad.
 

“Hay, por supuesto, una serie de otras medidas necesarias que van mucho más allá del consumo doméstico y que abarcan desde promover la EE a nivel de servicios públicos hasta fomentar la EE en la industria y mejorar la EE en el transporte y en el sector de edificación”, asegura Jiménez. Lo importante será avanzar en forma gradual, aceptando que un país como Chile seguirá requiriendo más energía para su desarrollo. Cabe recordar que nuestro consumo per cápita es aún muy inferior al de países más avanzados, lo que amerita hacer todos los esfuerzos necesarios para evitar que la falta de energía o su elevado costo se conviertan en una traba para alcanzar las metas de desarrollo del país.

Publicado en Libertad y Desarrollo 

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