El gobierno a favor de “los beneficios económicos y comerciales” que España pueda obtener de los fondos de ayuda al desarrollo. Preocupación en Exteriores por el protagonismo del Ministerio de Economía.

Los importantes acuerdos tomados por el gobierno español en su último consejo de ministros son un importante espaldarazo al protagonismo del Ministerio de Economía en las políticas de cooperación al desarrollo. El gobierno actual ya no "demoniza" los créditos FAD como hiciera estando en la oposición y considera que la proyección de las empresas españolas no es incompatible con la "solidaridad", el "mantenimiento del orden económico mundial" y la "ayuda al desarrollo".

Era la doctrina del Partido Popular. Sus responsables en el gobierno y sus portavoces parlamentarios entendían que la virulenta y radical oposición del PSOE estaba basada en la demagogia, impulsada por simples intereses electorales. Precisamente fue el gobierno del PP quien racionalizó el uso de los FAD dándoles un peso proporcional en el conjunto de la ayuda española, excesivo antes de 1996, y tratando de orientarlos a países preferentes y a sectores objetivo de la cooperación como son las infraestructuras de carácter social y básicas.

El Consejo de Ministros aprobaba también en su última reunión el pago de 762.000 euros y de 1.546.000 euros correspondientes a la contribución española a la V y VI Reposición de Recursos del Fondo Asiático de Desarrollo, respectivamente y reconoce además que no ha habido ningún retraso por parte de los anteriores responsables: "Estas cuantías corresponden al saldo que estaba pendiente de ejecutar conforme al calendario de pagos previsto para 2004"

La nota oficial del consejo de ministros español es muy llamativa. Piensan los actuales responsables del gobierno que "Dentro del marco de la política económica del Gobierno destinada a consolidar la proyección exterior de nuestro país, la participación en instituciones financieras multilaterales constituye un paso clave. No obstante, además de los beneficios económicos o comerciales que España obtiene, hay que tener muy presentes los motivos de solidaridad internacional, contribución al mantenimiento del orden económico mundial y ayuda al desarrollo".

El Ministerio de Economía y Hacienda español reclama así su "independencia y competencia" en las políticas económicas de proyección exterior y considera legítimos los beneficios económicos y comerciales que puedan generarse, incluidos los provocados por el instrumento más poderosos de la ayuda al desarrollo española como realmente son los fondos FAD, tan denostados por la ONG´S y realmente en cuestión por muy diferentes motivos y entre ellos el de vulnerar la competencia y atentar contra el libre mercado.

Son muchos los que piensan que estas "ayudas" son incluso ilegales en el marco de la actual legislación europea. Los temas que el Ministerio de Exteriores llevó al último consejo de Ministros fueron prácticamente irrelevantes, sobre todo en comparación con los importantes acuerdos que protagonizaron el Ministerio de Economía y el de la Presidencia. Los asuntos del departamento de Moratinos versaron sobre cuestiones de rutina en materia de convenios internacionales, esos que en el Congreso de los Diputados suelen aprobarse por unanimidad y sin debate alguno. En este caso lo fueron un Canje de Cartas para la modificación del convenio sobre "relaciones cinematográficas entre España y Francia, la toma de conocimiento de las enmiendas a los anejos A y B del Acuerdo Europeo sobre transporte internacional de mercancías peligrosas por carretera (ADR) y el acuerdo por el que se toma conocimiento de las enmiendas al Reglamento sobre el transporte internacional de mercancías peligrosas por ferrocarril (RID), hecho en Berna el 1 de mayo de 1985.

Entre responsables del Ministerio de Exteriores y Cooperación, bautizado así por Rodríguez Zapatero a petición de las ong´s españolas, que desde siempre abogan por que Exteriores lidere las políticas de cooperación frente a los "ilegítimos e insolidarios" intereses comerciales de Economía, existe una seria preocupación y disgusto por el protagonismo renovado del departamento de Pedro Solbes.