La Directora General de Patrimonio de la Comunidad de Madrid, Paloma Sobrini, y grandes expertos charlaron este jueves sobre la materia con la intervención de estudiantes de arquitectura
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Viernes, 17 de enero 2025
La Directora General de Patrimonio de la Comunidad de Madrid, Paloma Sobrini, y grandes expertos charlaron este jueves sobre la materia con la intervención de estudiantes de arquitectura
En Canadá, cuenta la arquitecta experta en comunicación Libe Fdez Torróntegui, a las puertas de cada monumento un letrero da la bienvenida a los visitantes nacionales a su propiedad. Antes de trasponer el umbral se les hace saber que son partícipes del lugar que van a pisar, para que lo sientan suyo. ¿Cómo hacemos que las próximas generaciones aprecien el valor del patrimonio no solo como legado que ha de ser conservado sino como un bien potencial para el desarrollo económico y social?
Sobre esa cuestión que motivó que la Unión Europea designara 2018 Año Europeo del Patrimonio Cultural reflexionaron este jueves en Abierto Espacio Cultural especialistas en la materia tales como Paloma Sobrini, Directora General de Patrimonio de la Comunidad de Madrid, los arquitectos Adam Bresnick y Matilde Peralta o las asociaciones pro defensa Hispania Nostra y Madrid Ciudadanía y Patrimonio representadas respectivamente por Bárbara Cordero y Amparo Berlinches. A ellos se sumaron las voces de los arquitectos del mañana, jóvenes estudiantes de la ETSAM (Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid) y de la ESD (Escuela Superior de Diseño) que participaron del debate y quisieron aportar su visión, su receta para que en el futuro no haya que lamentar una dramática merma de la herencia que significa el patrimonio.
“No hay peor enfermedad para cualquier bien que el estar en desuso”, arrancó diciendo Sobrini, que quiso remarcar la importancia del ímprobo esfuerzo que se hace al catalogar los edificios, no solo para tener localizados cuáles han de ser susceptibles de recibir protección legal sino porque supone “hacerles un DNI”, para que en caso de que tengan que ser intervenidos en el futuro dichas ejecuciones no los alejen de su esencia. “El problema en el caso de la arquitectura contemporánea es que no se conoce”, agregó Sobrini, y ante ese pronunciamiento asintieron todos los presentes al entender que se había señalado el punto clave: solo se protege lo que se conoce, lo que se estima, aquello por lo que el vecino siente arraigo.
Alejandro de la Sota Rius expresó que si causó tanto revuelo la demolición de la Casa Guzmán, erigida por su padre, fue porque los residentes de Algete reconocieron un valor en ese pequeño chalet que estudiantes de universidades de todo el mundo venían a visitar con curiosidad investigadora. “Hay que estudiar más y difundir más, no solo lo que tiene más de cien años, también lo contemporáneo, tener noción de qué ciudades vamos a dejar a nuestros nietos”. La Fundación Alejandro de la Sota que él preside lleva tiempo acopiando un archivo digital con documentación de obras singularísimas de arquitectos españoles, buena parte de ellas amenazadas de derribo y desprotegidas.
De cada construcción de mérito que corre riesgo, de cada enclave en situación de decadencia con peligro de tornarse irreversible, dan buena cuenta Madrid Ciudadanía y Patrimonio e Hispania Nostra. Su acción es incansable, sus informes, a veces, como en el caso del Edificio España de Madrid, han sido determinantes para el desenlace de algunos inmuebles, explican. Tanto Berlinches como Cordero reclaman más atención al patrimonio por parte de las administraciones: cumplimiento de legislaciones vigentes y desarrollo de otras nuevas, fondos y, sobre todo, unas miras que trasciendan el corto plazo y se fijen objetivos a generaciones vista. Son también originales en sus planteamientos: pocas son, por ejemplo, las campanas que se tañen todavía a mano. El paisaje acústico ha cambiado. Para no olvidar lo que fuimos Hispania Nostra propondrá que el 21 de abril suenen todas a la vez, en un gesto simbólico.
De dotar de una nueva utilidad sostenible que les dé vida ulterior a los edificios y garantice su supervivencia saben mucho Adam Bresnick y Matilde Peralta: la capilla en Brihuega que el primero rehabilitó y que hoy acoge festejos le hizo merecedor de una mención de Europa Nostra, los galardones de más prestigioso del sector; Peralta supo, por ejemplo, conservar la huella del pasado, de un antiguo mercado de abastos, al levantar en su lugar un teatro en Navalmoral de la Mata.
En la charla, animada casi siempre, profunda y casi pesimista a ratos, intervinieron con preguntas, felicitaciones y con reflexiones y las anécdotas de vivencias propias los alumnos presentes. Elena, originaria de Perú, residente desde hace pocos años en España, pasa cada día al salir de casa por delante de un pequeño monasterio románico. Está destartalado, con un aire de incorregible abandono. Ella, dice, siente lástima. ¿Está condenado? ¿Qué verán ahí los que paseen por la ciudad siglos después que Elena?
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