El Gobierno italiano ha pedido a los países de la Unión Europea (UE) que tragedias como la ocurrida ayer en la isla de Lampedusa, con más de un centenar de inmigrantes muertos, les ayuden a “abrir los ojos” para alcanzar una política de inmigración comunitaria.
El Gobierno Italiano busca alcanzar una política de inmigración comunitaria, para evitar hechos como los ocurridos en la isla de Lampedusa y que de una vez abran los ojos para solucionar este problema, según asegura la agencia EFE.
LA ministra de Asuntos Exteriores italiana, Emma Bonino, ha explicado que "la política de inmigración por ahora no es comunitaria. Esperemos que tragedias de este tipo abran los ojos también a otros gobiernos europeos para cambiar esta política".
Desde el ministerio del Interior, Angelino Alfano, que se ha desplazado a la isla de Sicilia donde ha ocurrido este desgraciado accidente, ha anunciado que José Manuel Durao Barroso, presidente de la Comisión Europea, ha asegurado que viajará próximamente a Lampedusa.
"Le enseñaremos cómo verdaderamente esta isla es la puerta de Europa", ha afirmado Alfano, quien ha añadido que "Italia levantará su voz en Europa para modificar los acuerdos de Dublín (Convención de Dublín) que carga demasiado a los países con mayor ingreso de inmigrantes".
Maurizio Lupi, ministro de Infraestructuras considera que es el momento de que Italia levante la voz en Europa sobre el tema de inmigración. “Ha llegado la hora de que Italia levante la voz en Europa. No podemos seguir solos afrontando este problema. La UE tiene que moverse con nosotros".
Desde el Partido Demócrata (PD), algunos diputados han pedido al gobierno que pidan a la UE la creación de "pasillos humanitarios para asistir a los inmigrantes que llegan, así como una nueva política de acogida basada en una mayor solidaridad de los países de la UE".
Ha sido esta última tragedia de Lampedusa la que ha servido para abrir de nuevo el debate interno que existe en Italia sobre la inmigración ilegal. La cuestión gira en torno a la ley llamada "Bossi-Fini" que fue aprobada en 2002 por el Gobierno de Silvio Berlusconi y que sirvió para endurecer la expulsión de los indocumentados y para reducir las posibilidades para la entrada de inmigrantes en el país.
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