América, Política

Los Padres Fundadores y los candidatos presidenciales

“…Entre los candidatos a la presidencia mejor posicionados encontramos sin excepción un discurso colectivista…”


En 2016 se cumplirán 240 años de la Declaración de Independencia de Estados Unidos de América, todo un hito en la historia moderna. Los Padres Fundadores de la nueva federación de estados libres, imbuidos por la filosofía individualista de la Ilustración, sentaron las bases de un gobierno limitado y con una sociedad civil fuerte, definiendo un destino de progreso y grandeza a su pueblo a través del camino del esfuerzo personal y la cooperación social voluntaria.

En su Declaración, comienzan justificando el manifestar su resolución de independizarse, en señal de buena voluntad para con los demás pueblos del mundo, diciendo: “Cuando en el curso de los acontecimientos humanos se hace necesario que un pueblo disuelva los vínculos políticos que lo han ligado a otro (…) un justo respeto al juicio de la humanidad exige que declare las causas que lo impulsan a la separación”.

Luego, exponen su filosofía humana y política, señalando que el hombre tiene ciertos derechos inalienables (la primera vez que se hace mención a derechos universales fundamentales) y que todo gobierno debe fundarse sobre el consentimiento para ser legítimo, y que pese a que los pueblos comúnmente prefieren soportar pequeños males por costumbre, “cuando una larga serie de abusos y usurpaciones, que persigue invariablemente el mismo objetivo, evidencia el designio de someterlos bajo un despotismo absoluto, es el derecho de ellos, es el deber de ellos, derrocar ese gobierno y proveer nuevas salvaguardas para su futura seguridad”.

En seguida, acusan a su monarca expresando que, respecto a lo anterior:“Tal ha sido el paciente sufrimiento de estas colonias; y tal es ahora la necesidad que las compele a alterar su antiguo sistema. La historia del presente rey de la Gran Bretaña es una historia de repetidas injurias y usurpaciones, cuyo objeto principal es y ha sido el establecimiento de una absoluta tiranía sobre estos estados”. Y para probarlo, mencionan varias vulneraciones a sus derechos, entre las que se encuentra: “Se ha esforzado en estorbar los progresos de la población en estos estados, obstruyendo a este fin las leyes para la naturalización de los extranjeros, rehusando sancionar otras para promover su establecimiento en ellos, y prohibiéndoles adquirir nuevas propiedades en estos países” y “Ha atentado a la libertad civil de los ciudadanos, manteniendo en tiempo de paz entre nosotros tropas armadas, sin el consentimiento de nuestra legislatura: procurando hacer al militar independiente y superior al poder civil”.

También denuncian a los británicos, a quienes consideran sus hermanos naturales, de hacer oídos sordos a tales acusaciones, por lo que justifican ante la indiferencia de estos su total dependencia, y concluyen diciendo que “en el nombre y con la autoridad del pueblo de estas colonias, publicamos y declaramos lo presente: que estas colonias son, y por derecho deben ser, estados libres e independientes (…) Así que, para sostener esta declaración con una firme confianza en la protección divina, nosotros empeñamos mutuamente nuestras vidas, nuestras fortunas y nuestro sagrado honor”.

Cuán mancillado debe estar el honor de estos notables y valientes hombres al acontecer que la federación de sus estados, considerados antes los más libres en la historia universal, hoy sea un solo órgano centralizado y poderoso que estorba con su asfixiante política interior a sus habitantes y que estorba a menudo con su torpe política exterior a otros pueblos del mundo. La nación que ha otorgado al mundo refugio para la tolerancia y el emprendimiento, que ha dado muchos de los más provechosos adelantos de la contemporaneidad y que ha salvado a la civilización en dos guerras mundiales, podría tener en el futuro cercano un gobierno que dificulte mayor progreso internacional.

En efecto, entre los candidatos a la presidencia de la Unión mejor posicionados encontramos sin excepción un discurso colectivista. Se trate del típico progresismo de Hillary Clinton o el más atrevido socialismo de Bernie Sanders, la contraposición frente a la filosofía fundadora de la federación es evidente. Pero lo más llamativo es el colectivismo del republicano Donald Trump, que en cuestiones económicas no deja de ser estatista y que planea generar más poder para el gobierno con algunas de sus propuestas.

Ronald Reagan, también republicano y presbiteriano, comprendía bien la empresa de los Padres Fundadores, diciendo de estos que: “Sabían que un gobierno no puede controlar la economía sin controlar a la gente. Y ellos sabían que cuando un gobierno se propone hacer eso, debe usar la fuerza y la coacción para lograr sus propósitos”.

En las presentes elecciones el pueblo estadounidense parece ir por la vía del colectivismo, en cualquiera de sus variantes. Un último intento por revertir ello será recordarles a los candidatos que los Padres Fundadores pelearon precisamente contra el estatismo y el colectivismo. Queda desear que, de camino a la Casa Blanca, el proyecto de libertad de los Padres Fundadores venza una vez más.

© Libertad.org

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