“…todo empezó con la comparecencia de Salgado en el Senado…”
La vicepresidenta segunda del Gobierno y ministra de Economía y Hacienda, Elena Salgado, cogió el pasado jueves un cabreo tal que fue calificado por su círculo más íntimo como de monumental.
¿Por que? Pues todo empezó con la comparecencia de la vicepresidenta Salgado en la Comisión de Economía del Senado, tal y como estaba previsto.
La vicepresidenta llegó, saludó y se dispuso a leer el discurso que sobre la situación actual de la crisis económica llevaba preparado.
Comenzó su lectura y el auditorio la escuchaba con atención y sin cuchicheos.
Pero, hete aquí, que a la vicepresidenta no le debió sonar muy bien lo que estaba diciendo sobre la crisis económica y, sin enmendarse a Dios ni al Diablo, decidió saltarse porque sí un párrafo de su discurso. Total, ¿quién se iba a enterar?
Pues todo el mundo, vicepresidenta Salgado. Se ha enterado todo el mundo.
Y, ¿porqué se iba a enterar todo el mundo de este intencionado "accidente"?
Pues porque los responsables de la comunicación y la imagen de la vicepresidenta habían repartido antes de su intervención la totalidad de su discurso entre los periodistas habituales. Y, claro, la mayoría de ellos abrió sus crónicas por los entrecomillados que a la vicepresidenta le habían puesto sus colaboradores de confiaza en el dichoso discurso.
¡Oh, cielos, la vicepresidenta diciendo que la crisis económica podría empeorar y que todavía no había pasado lo peor, sobre todo en el tema del desempleo, cuando su jefe ZP había afirmado, y todavía afirma, todo lo contrario.
¿Dónde están los brotes verdes de la economía entonces, vicepresidenta Salgado?
El cabreo de la vicepresidenta Salgado es de órdago a la grande. Y tardará en remitir.
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