Un 59% de sus conciudadanos orientales hoy aprueba su buena gestión de gobierno

 
Los uruguayos tiene ciertamente un gran presidente: Luis Lacalle Pou. Activo. Sensato. Movedizo.
 
Una suerte de llamativa contracara de Alberto Fernández, que es uno de los peores presidentes argentinos de toda la historia, dedicado prioritariamente a tratar de obtener impunidad para su vice-presidente: Cristina Fernández de Kirchner, acusada de corrupción y procesada por tal motivo.
 
Lacalle Pou es creíble y genera fácilmente confianza. Alberto Fernández, no. Más bien, todo lo contrario.
 
Un 59% de sus conciudadanos orientales hoy aprueba su buena gestión de gobierno. Prácticamente, dos de cada tres uruguayos. Como endoso, eso es espectacular.
 
Su manejo de la pandemia del coronavirus ha sido simplemente brillante y así lo reconoce nada menos que un 87% de los uruguayos.
 
Bajo su mano, por lo demás, Uruguay ha desplazado ya a la Argentina como segundo proveedor de carne vacuna para la población china, detrás de Brasil.
 
Alberto Fernández, que luce apenas como un robusto y empedernido comilón, quizás prioriza, en cambio, el “asado de tira”, para alegrar así sus repetidos “asados” -con amigos y parientes- organizados constantemente en la propia residencia presidencial de Olivos. A cara descubierta, entonces. 
 
 
(*) Ex Embajador de la República Argentina ante las Naciones Unidas.