Oriente Próximo, Política

El avispero de Obama y una resolución sin sentido

La administración Obama, en sus últimos días en la Casa Blanca, tiró una piedra en el corazón del conflicto entre palestinos e israelíes.

Hace una semana, el presidente Obama y su representación en la ONU, me recordó mi infancia: cuando tenía 10 años, me iba con mis amigos a buscar panales de avispas no precisamente para probar sus mieles. Después de un rato buscando, irresponsablemente y a sabiendas de lo que podíamos causar, tomábamos un par piedras y las lanzábamos sin piedad (e ignorancia) contra el panal de avispas. Corríamos como alma en pena porque habíamos logrado nuestro cometido: alborotar el avispero sin ningún motivo o razón, más el de querer infligir daño. No tenía ningún objetivo racional, solo queríamos ver la reacción de las avispas, y quién corría con la mala suerte de ser picado por ellas.

La administración Obama, en sus últimos días en la Casa Blanca, tiró una piedra en el corazón del conflicto entre palestinos e israelíes, que lejos de alcanzar un logro diplomático tras años de fracasos en política exterior en sus ocho años en el poder, causó daños casi irreversibles, y en su huída de la Oficina Oval, él no será picado por las abejas.

De años atrás es sabido de la reticencia de Obama hacia Netanyahu y a Israel en general; el aliado histórico de Estados Unidos en el Medio Oriente, única democracia sólida en una zona convulsa e inestable, no era "santo en la devoción" del presidente y su Secretario de Estado John Kerry, siendo incapaces de diseñar una propuesta ante el letargo existente entre las partes en conflicto, que se ha visto en punto gélido por factores externos, tales como la Primavera Árabe, la aparición del Estado Islámico y la guerra en Siria.

Pero, ¿son los asentamientos en los territorios en disputa un impedimento para la paz entre israelíes y palestinos? ¿Fue correcta la decisión de la administración Obama al abstener su voto y no vetarlo?

Veamos cinco ejemplos claros de que la Tierra, y un Estado Palestino y soberano, no es prioridad en la agenda Palestina y la de sus acólitos:

1.       Plan de Partición Peel: La Comisión Peel, conocida como la Comisión Real Palestina, fue un grupo de investigación del territorio palestino para determinar un plan de partición que concediera en justas partes, la división territorial para un Estado Judío y otro Árabe. Dicha comisión estaba encabezada por Lord Peel, que en 1936, junto al grupo conformado por la Corona Británica, determinó la Partición de Palestina concediendo al lado árabe más del 70% del territorio bajo dominio británico, y la otra parte para un Estado Judío. La representación árabe, encabezada por el Muftí Amin Al-Husayni «se opusieron a todo el principio de concesión de territorio a los judíos» mientras que la representación judía, a cargo de Jaim Weizmman y David Ben-Gurión, aceptaron.

2.       Plan de Partición de la ONU para Palestina: El 29 de noviembre de 1947, la Organización de las Naciones Unidas, aprobó la Resolución 181, que declaraba la creación de dos Estados para dos pueblos, uno judío y otro árabe, con Jerusalén bajo Administración Internacional. Seis meses después, con la expiración del mandato Británico, en Tel Aviv David Ben-Gurión proclamaba la independencia del pueblo Judío. Horas más tarde una coalición conformada por tropas egipcias, iraquíes, libanesas, sirias y transjordanas, apoyadas por voluntarios libios, saudíes y yemeníes, comenzaron la invasión del recién proclamado Estado judío. Nunca hubo una declaración Palestina de independencia, y la creación de su Estado nunca ha figuró como una prioridad, siquiera fue considerado. Posterior a esta invasión, lo que hoy es Cisjordania fue absorbida por Jordania y Gaza por Egipto.

3.       Los 3 “No” de Jartum: El contexto de la conferencia de Jartum, del primero de septiembre de 1967, capital de la nación sudanesa, y encabezada por todos los países árabes, se da posterior a la Guerra de los Seis Días. Israel, en total disposición de devolver cada uno de los territorios poseídos durante la guerra a cambio de paz, recibió como respuesta tres no: “No a la paz con Israel, no al reconocimiento del Estado de Israel, no a las negociaciones con Israel.” Esta recalcitrante posición, se mantiene hasta el día de hoy.

4.       Cumbre de Paz Camp David: Fue Camp David II la mayor oportunidad que tuvo en sus manos la comitiva palestina encabezada por su líder egipcio Yasser Arafat, para tener un Estado Palestino soberano, con conexión entre Gaza y Cisjordania (financiada por Israel), desmantelamiento de los asentamientos, el reconocimiento del sufrimiento palestino, la indemnización por 30 mil millones de dólares a los posibles refugiados de 1948 y Jerusalén este como capital de su Estado; la respuesta de Arafat fue un rotundo no, sin una contrapropuesta. El problema no era la tierra, el problema era la existencia de un Estado Judío y el deber de reconocer a Israel como Estado Soberano.

5.       Devolución de Gaza: el Plan de Desconexión, o Plan de Retirada Unilateral de la Franja de Gaza, consistía en el desmantelamiento, por parte de gobierno israelí, y la salida de todos los habitantes judíos que poblaban dicha zona. El objetivo de la Knneset y del entonces Primer Ministro Ariel Sharon, era la de dar concesiones territoriales a cambio de paz con la Autoridad Nacional Palestina. Inmediatamente después la agrupación terrorista Hamas, se hizo con el poder y control total de la Franja de Gaza. Al día de hoy más de 2 mil cohetes y proyectiles han sido lanzados hacia Israel por parte del grupo terrorista.

Es más que evidente que la tierra no es un impedimento para alcanzar la paz, al menos desde la parte israelí, a lo largo de los años se han realizado concesiones y propuestas, las cuales han sido rechazadas una y otra, y otra vez por el liderazgo palestino. Pero más allá de esto, la negativa Palestina no es luz verde para que Israel siga construyendo en los territorios en disputa, soy fiel creyente de que esta práctica se debe de evitar a todo coste mientras no exista un tratado de paz entre ambas partes, además, Netanyahu debe de revisar las medidas tomadas ante la votación de la ONU, no debe de alejarse de sus aliados, si bien es cierto es una aprobación desalentadora, esta no deben ser leída como traición, sino como una discordancia en una amplia gama de coincidencias. En cuanto a diplomacia y política exterior, el aislamiento no es buen consejero.

 

Junior Aguirre Gorgona
Profesor de Estudios Sociales y Educación Cívica

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