Pensamiento y Cultura

El arte de convocar a una multitud sin un motivo especial

Multitud de gente desconocida que se encuentra en un lugar determinado para hacer algo “sin sentido”. Esta es la última moda mundial, el movimiento conocido como Mob Project.

LA MODA DEL MOB PROJECT
La única norma de estos “encuentros” es que la gente puede hacer lo que quiera,
ya que no hay jefes. Las reuniones tampoco deben servir para reivindicar
posturas políticas, simplemente hay que “juntarse para hacer algo muy tonto, sin
sentido, lo que importa es que se forme la multitud”, según explica Bill, el
“promotor de esta idea”.

Habrá quienes piensen que esto es una pérdida de
tiempo, o que los participantes se han vuelto completamente locos, pero lo
cierto es que, desde que en junio del año pasado se celebrase la primera de
estas multitudes, se han celebrado ya unas cuantas en todo el mundo.

Las
nuevas tecnologías tienen un papel muy importante en la “organización” de estos
eventos. El mail, determinadas páginas en la Red y los blogs son ya un
instrumento consolidado para reunir a un grupo de personas que aparece sin más
en un sitio público, hacen algo totalmente absurdo y desaparecen como llegaron.


Algunas de las más famosas

Para
celebrar el primer aniversario de este movimiento, que ya se ha considerado
fenómeno mundial, el pasado sábado se organizó otra de estas “extrañas
reuniones” en la que participaron personas de 32 países. Para hacerse una idea,
en la página web de esta “megaquedada” aparecían referencias desde España,
Chile, Brasil, Estados Unidos, Israel y un largo etcétera.

Algunas
multitudes se han reunido para cantar canciones navideñas. Otros se juntaron
para intentar enlazar sus notebooks y formar una supercoputadora, para mofarse
del artista David Blaine, cuando colgaba en una caja sobre el Río Támesis en
Londres, o para mostrar su contrariedad por la política municipal.

La
inquietud política que hoy impera en muchas zonas del mundo promueve el deseo de
describir la multitud global como un cálido encuentro internacional. Pero en una
vuelta a las raíces aleatorias de las multitudes, tal como Bill las soñó, los
organizadores han declarado con firmeza que el encuentro no tendrá significado
político ni social de ningún tipo.

Indicaciones
para actuar

A pesar de que todo esto parezca caótico y sin
sentido, lo cierto es que las multitudes siguen una serie de indicaciones que
permiten a los participantes, muchos de los cuales no se conocen entre sí,
sincronizar sus acciones.

En Manhattan, las indicaciones se
distribuyeron en lugares de reunión determinados poco antes del inicio de cada
evento. Desde entonces, muchas personas han recurrido al correo electrónico o a
los mensajes de texto a los móviles para distribuir las indicaciones.


Para poder participar, es necesario que un organizador local se registre
a través de la Red. Así, el organizador recibirá las indicaciones precisas y
podrá acceder a los foros privados de planificación. Una vez hecho esto, los
participantes en la multitud instantánea global recibirán sus instrucciones por
correo electrónico inmediatamente antes de que se realice el evento.

La
idea es que los participantes puedan seguir las instrucciones de la “quedada” de
manera fiel, pero también deben sentirse libres para alterar las indicaciones
para que éstas se adapten, si fuese necesario, a sus características culturales.

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