El “No” de Holanda no es una copia del francés sino que manifiesta reclamos distintos.

Editorial
La Unión Europea se hunde en una crisis de confianza en aumento después de que los holandeses se unieran a los franceses en su rechazo a la nueva constitución europea, una decisión que podría estancar la expansión del bloque y afectar su conducción.

El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, pidió a los estados miembros que avancen con la ratificación y no se anticipen a la discusión de la cumbre con “decisiones unilaterales”. Mientras tanto, Tony Blair ha dado señales de que para él la Constitución Europea está muerta y que hacer un referéndum es absurdo. Así lo ratifico Douglas Alexander, ministro británico para Europa, dijo que Gran Bretaña -donde los votantes son incluso más “euroescépticos” que los holandeses o los franceses- no declararía unilateralmente el fracaso de la constitución, y buscaría un consenso con sus socios.

El primer ministro de Luxemburgo, Jean-Claude Juncker, cuyo país ostenta en la actualidad la presidencia rotativa de la UE, dijo que los rechazos en Holanda y Francia no alteran los fundamentos económicos que respaldan al euro. Sin embargo, la moneda que comparten 12 miembros de la UE cayó a un mínimo en ocho meses después de la votación en Holanda y la mayoría de los votantes del “NO” le apuntaban al euro como el mayor causante de la debacle económica del país.

La caída del euro y el pedido de volver a situaciones monetarias del pasado con el regreso de las antiguas monedas no es un dato menor. Como lo puntualizó un asesor económico de Barroso al diario financiero belga De Tijd “la unión monetaria de la zona euro corre riesgo de deshacerse si no es respaldada por una integración política más profunda, un objetivo clave de la constitución”. La misma opinión era compartida por Paul De Grauwe, de la Universidad de Leuven en Bélgica, al decir que “sin integración política, la eurozona es una casa sin techo que se torna cada vez más incómoda. Muchos residentes desearán irse de la casa tarde o temprano”.

Se debe tomar nota porque el “No” de Holanda no es una copia del francés sino que manifiesta reclamos distintos: la debacle del euro, ante todo, pero también un rechazo frontal a las políticas del primer ministro Balkenende y un recelo a la incorporación de países del Este europeo, además de una abierta negativa al ingreso de Turquía a la UE.