Las modificaciones tras el rechazo de octubre no atienden los dos principales reclamos de la oposición liderada por el ex presidente Álvaro Uribe.

El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, y el jefe de la guerrilla de las FARC firmarán hoy el acuerdo de paz que, tras ser rechazado por referéndum, incluirá nuevos puntos propuestos por la oposición aunque excluye algunos de ellos. La ceremonia en Bogotá iniciará la cuenta atrás para que las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) abandonen definitivamente las armas en un tiempo máximo de seis meses y sus 7.000 combatientes formen un partido político para acabar con un conflicto que deja un saldo de más de 220.000 muertos y millones de desplazados. El acuerdo será enviado posteriormente al Congreso para su refrendación, esta vez sin contar con el beneplácito del pueblo colombiano.

Las modificaciones no atienden los dos principales reclamos de la oposición liderada por el ex presidente Álvaro Uribe: que los jefes de la guerrilla paguen con cárcel por sus delitos y que no puedan postularse ni detentar cargos representativos en política. El acuerdo incluye complejos temas como el acceso a la tierra para los campesinos pobres, lucha contra el narcotráfico, administración de justicia, compensación a las víctimas, desminado, la implementación de los pactos y un cese bilateral y definitivo al fuego supervisado por la ONU.

El pacto ha dividido claramente a Colombia, una sociedad conservadora donde todavía existe un profundo rechazo a la guerrilla por su pasado criminal y donde muchos aún no están dispuestos a perdonar.

A pesar de todo, la firma del acuerdo con las FARC no garantiza el fin de la violencia en Colombia. Las conversaciones de paz con el Ejército de Liberación Nacional están estancadas, mientras el Gobierno combate a bandas dedicadas al narcotráfico integradas por ex paramilitares de ultraderecha.