Política

Irán da el visto bueno a la vestimenta social Nazi

Amir Taheri

Mientras la economía de Irán parece ir de bruces a la recesión, un sector puede tener algún motivo para el optimismo. El sector es la industria textil, y el motivo de optimismo es una ley aprobada por el Majlis (parlamento) islámico el lunes.


 


La ley ordena al gobierno que se asegure de que todos los iraníes visten “ropajes islámicos estándar” diseñados para eliminar las distinciones de clase y etnia de la ropa, y para eliminar “la influencia del infiel” en el modo en que se visten los iraníes, especialmente los jóvenes.


 


También concibe códigos separados de vestimenta para las minorías religiosas, cristianos, judíos y zoroastros, que tendrán que adoptar patrones de color distintos para hacerles identificables en público. Los nuevos códigos permitirán a los musulmanes reconocer instantáneamente a los no musulmanes de modo que puedan evitar darles la mano por error, y así “najis” (ensuciarse).


 


La nueva ley, esbozada durante la presidencia de Mohammed Jatami en el 2004, había sido bloqueada dentro del Majlis. Ese bloqueo sin embargo ha sido eliminado bajo presión del sucesor de Jatami, el Presidente Mahmoud Ahmadinejad.


 


La nueva ley reemplaza la aprobada en 1982 que trata de la vestimenta de las mujeres. Esa ley imponía el hijab y se centraba en la necesidad de obligar a las mujeres a taparse el pelo en público. El énfasis sobre el hijab se basaba en la creencia de que el pelo de las mujeres emana “un rayo diabólico” que conduce a los hombres “a la irracionalidad lujuriosa” y así provoca perjuicio al Islam.


 


La nueva ley no puede entrar en vigor hasta que se alcance un consenso acerca de qué constituye “vestimenta islámica auténtica”.


 


Los cerca de 1,3 billones de musulmanes del mundo viven en más de 180 países diferentes y llevan un número de estilos desorientadoramente grande que refleja las tradiciones nacionales, tribales, técnicas y folklóricas. El Museo Etnológico de Teherán muestra que el propio Irán es el lugar de cientos de estilos distintos de ropa para hombres y mujeres.


 


Según Ahmadinejad, los nuevos uniformes islámicos establecerán “la igualdad visual” para los iraníes mientras se preparan para el retorno del Imán Oculto. Un comité consistente de miembros del Ministerio de Orientación Islámica, el Ministerio de Comercio y el Subcomité Cultural del Majlis Islámico está convocado para proponer los nuevos uniformes hacia el próximo otoño. Éstos tendrán entonces que ser aprobados por el “Guía Supremo” Alí Jamenei antes de ser impuestos por ley.


 


Aunque la forma final de los uniformes está aún por establecerse, existe un consenso en un buen número de puntos. La idea de adoptar una vestimenta de estilo árabe (conocida como dishdash) para los hombres ha sido rechazada junto con una propuesta de que los hombres lleven una forma de turbante.


 


“Los iraníes siempre han vestido pantalones”, dice Mostafá Pourhardani, Ministro de Orientación Islámica. “Incluso cuando los antiguos griegos llevaban ropas de estilo de mujer con faldas, los persas llevaban pantalones. No vamos a forzar a los hombres iraníes a dejar a un lado los pantalones, aunque sean anteriores al Islam”. Qué llevarán los hombres en la parte de arriba no está claro aún.


 


Algunos expertos islámicos quieren una especie de chaqueta larga, casi de estilo europeo, conocida como sardari y utilizada en Irán durante siglos. Otros proponen solamente un chaleco.


 


Acerca de los patrones de colores, sin embargo, parece haber consenso. Los legisladores islámicos son unánimes en que el Islam es incompatible con “colores vivos, provocativos y gays” tales como el rojo, el amarillo o el azul claro (que se supone que son preferidos de Satán). Se espera que los colores a imponer por ley sean el negro, el marrón, el azul oscuro y el gris oscuro.


 


Algunos miembros del Majlis han estado intentando levantar la prohibición sobre el verde — que, después de todo, es el color de Bani Hashem, la familia del profeta Mahoma, y se clasifica así como el color del Islam. La opinión mayoritaria, sin embargo, es que el verde “no es lo bastante serio” para destacar la gravedad de la postura de un hombre musulmán.


 


Las minorías religiosas tendrán sus propios patrones de colores. También tendrán que llevar una insignia especial, conocida como zonnar, para indicar su fe no islámica. Los judíos serán marcados con una franja de de tela amarilla cosida en la parte frontal de la ropa, mientras que a los cristianos se les asigna el color rojo. Los zoroastros terminarán con el azul persa como color de su zonnar.


 


No está claro lo que ocurrirá a los seguidores de otras religiones, incluyendo hindúes, bahais y budistas — por no mencionar simples agnósticos y ateos, cuya mera existencia es negada por la República Islámica.


 


La nueva ley impone una prohibición tajante sobre vestir corbatas y pajaritas, que son clasificadas como “símbolos de la Cruz”. ¿Se permitirá que los cristianos las lleven, no obstante? Nadie lo sabe.


 


La ley también ordena que el gobierno emprenda una campaña contra “la vestimenta cara” sin definirla. Algunos mulás, por ejemplo, llevan ropas hechas de seda salvaje que cuestan varios miles de dólares. Tampoco está claro si el tipo de blusón que Ahmadinejad viste a menudo será juzgado como islámico. (Las tiendas de Teherán están vendiendo el denominado “blusón presidencial” por 3 dólares la prenda).


 


Un objetivo de la nueva ley es imponer una prohibición total sobre las importaciones de ropa y los diseños de vestir de Occidente. El Majlis espera que todos los pantalones vaqueros desaparezcan del paisaje iraní dentro de cinco años. Las boutiques que venden alta costura occidental para hombres y mujeres también serán clausuradas a lo largo de los próximos años. La prohibición total sobre las cosas de diseño, marcadas por logos, entrará en vigor hacia finales de año.


 


“No tiene sentido que un hombre o una mujer musulmanes lleven algo que, en realidad, es un anuncio de un diseñador infiel o un comerciante de ropa”, afirma Pourhardani.


 


Otro objetivo de la nueva ley es abolir el chador, el trozo de tela superpuesto en el que las mujeres iraníes se han envuelto durante siglos. El motivo es que el chador existía antes de la revolución Jomeinista, y por tanto no puede clasificarse como “propiamente islámico”. Las mujeres tienen que llevar ropa que, en la práctica, las transforme en vallas publicitarias de la ideología del régimen.


 


Un problema restante es decidir la edad a la que las niñas deben vestir los uniformes. Actualmente, el hijab es obligatorio desde la edad de seis años. Pero algunos de los consejeros de Ahmadinejad quieren reducirla a los cuatro años.


 


Durante los debates del comité acerca de la nueva ley, algunos miembros del Majlis intentaron incluir artículos determinando la forma y tamaño de las barbas y bigotes de los hombres, e imponer un estándar islámico para el vello facial masculino. Pero se acordó que el tema sea tratado en otra ley a presentarse ante el Majlis el año que viene.


 


Hacia septiembre se espera que el Majlis apruebe un presupuesto inicial de 800 millones de dólares para ayudar “al pobre y necesitado” a adoptar los nuevos uniformes. Todos los empleados del sector público, que se estima que alcanzan los 4,5 millones, estarán de uniforme hacia el 2009 como muy tarde.


 


Lo que ya se denomina “la revolución islámica de la ropa” no se limitará a Irán. Teherán ya ha enviado un equipo al Líbano para informar a Hezboláh de la nueva ley y entrenar a grupos para imponerla a los chiíes libaneses.


 


“Nuestro objetivo es asegurarnos de que todo musulmán, donde quiera del planeta que se encuentre ella o él, sea un símbolo caminante y viviente del islam”, afirma Pourhardani.

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