América, Política

Kirchner desmanteló los tres poderes institucionales

“Porque Néstor Kirchner, consciente de su magro caudal electoral, se dedicó a sumar poder pero no a costa de reformas estructurales que sacaran al país de la crisis sino desmantelando una por una las instituciones del orden republicano”.

 " A cada instante se debe esperar la reaparición de la tiranía, que nunca cae por una batalla como nace la libertad, solo por un triunfo de la espada"  

                                   Juan Bautista Alberdi

 

 

Alcanzada la primera mitad del año, la Argentina podría compararse con una de esas ollas populares que sorprenden a la vuelta de cualquier esquina. Todo mezclado. Posiblemente, ahora tengamos comunas porque si algo no queda ya son barrios que se salven del basural, de los sin techo, los cartoneros y toda esa gente que, en los últimos años, vio incrementarse su calidad de vida tan sólo en las estadísticas oficialistas. Más allá de los índices, la pobreza sigue atacando a la mitad de la población en esta Argentina progresista.

 

Sin embargo, el crecimiento industrial fue tapa de los diarios la semana que pasó y, el Presidente desmintió los números de un creciente desempleo argumentando cuestiones de "estacionalidad"… Incluso puede escucharse hablar del plan "Felices Elecciones" ante una repartija inconsciente de fondos públicos para que el consumo otorgue sensación de prosperidad. En definitiva, lo único que parece sufrir altibajos es el dólar maniatado por el Banco Central.

En síntesis, podría decirse que el país se halla en una de sus mejores etapas: los salarios aumentan, la economía marcha positivamente y la conflictividad política se limita a un grupo de 20 ó 30 piqueteros que manifiestan contra el "neoliberalismo" que, paradójicamente, no tiene ni ha tenido jamás existencia en el escenario nacional junto al acuerdo desacordado entre Duhalde y Kirchner, Chiche vs. Cristina Naderías… ¿Cuál es, pues,  la queja de la ciudadanía?

 

El Ministro de Seguridad de la provincia de Buenos Aires, León Arslanian, puso fin a los secuestros y Juan Carlos Blumberg no convoca más. El empresario Omar Chabán cambió de domicilio y volverá a hacerlo como quién elige el mejor Spa para pasar unos días. Finalmente, ante la avalancha de robos a domicilios, el incremento del delito rural, el cuatrerismo indiscriminado, la gente termina agradeciendo porque "después de todo, estamos vivos". Del blanco y negro sin matices pasamos al gris más extraño  y así, "los delincuentes no son tan malos"  Después de todo, la plata va y viene… Y hete aquí el menos grave de los conformismos que mantiene en el peor de los autismos, al pueblo argentino.

 

Y es que, si acaso nos sinceramos, se verá que el humor de la sociedad se reduce a aquello que es capaz de incomodarnos o al menos molestar a ese microclima en el cuál nos movemos a diario. Por ejemplo, a ese reducto que aún se da en llamar "Clase Media" (encima adjetivada con un "privilegiada" y quizá con causa), ¿qué le molesta un paro repentino o programado en un hospital público o en el ramal del tren que conduce al conurbano?


Dejando la hipocresía de lado, basta mostrar desdén para con la inoperancia del jefe de Estado y la vida sigue como si estuviéramos en el país de las Maravillas. Siempre esperanzados con el conejo oportuno que emerja para marcar aplazos. Y así, aplazamos las soluciones y los reclamos porque, en definitiva, no corroen al sector social donde nos ha tocado movilizarnos. Y los pobres, en su miseria, no tienen siquiera fuerzas para elevar voces de protesta. Tienen que ocuparse las 24 horas de ver cómo llegar a mitad del mes… El día 30 ya es utopía.


Pero esta seudo anestesia en que se mantiene esa "Clase Media" se alteró en los últimos días cuando el Presidente decidió mover piezas diferentes en el tablero y -conciente o no- confundió peones con torres y alfiles con caballos. Ahora, la partida se complicó y aunque, en voz baja se escuchan desenlaces que surgen de intereses personales o deseos íntimos más que de posibilidades reales, nadie se atreve a diagnosticar cómo sigue el juego y si acaso hay ganas de seguir jugando… Se trata de la cuestión militar. Y el sólo hecho de escribir estas palabras recrea la sensación de un país detenido en tiempos ancestrales. ¿Otra vez los militares? Es evidente la falta de imaginación en el seno de Balcarce 50. Libreto repetido y elenco cansado.

 

LA CUESTIÓN MILITAR

 

En este sentido, hay dos formas de analizar el escenario: desde las cadenas de correos electrónicos anunciando consecuencias de una u otra naturaleza o desde la óptica del Gobierno para el cuál, el ataque a los uniformados debe convertirse inevitablemente en una política de Estado. En rigor, en la única política de Estado concreta. La causa de este atropello se halla ligada -como no puede ser de otra manera- a un negociado. Kirchner, en sus primeros intentos por distanciarse de Eduardo Duhalde aceptó la propuesta interesada de la seudo izquierda, es decir canjeó el apoyo de esta por una asonada acorde a lo único que es capaz de llevar a cabo una "fuerza" que ha perdido todo aval en el ámbito internacional y que ha quedado sin razón de ser asida, solamente, a un revanchismo cruel. 

 

Fracasado el intento transversal y ajeno a un partido capaz de darle sostén, Kirchner necesitó con qué arengar a las masas. Lo convencieron de que los piqueteros y algunas des- organizaciones del pueblo serían una suerte de guardia nacional. Los consideró públicamente "dueños" de la Casa Rosada sin advertir que la bohemia trasnochada convertida en "dirigencia" nunca tuvo más ideal que  asumir el poder -no para establecer una "política  igualitaria"- sino para igualar sus fortunas con las de quienes más ganan (sin más trabajo que ir a tomarlas). Todo el idealismo se desvanece detrás de una buena caja. Advertidos de ello, estos grupos de seudo izquierda y los piqueteros van por más y de allí que no logren sacarlos siquiera de la vía pública ni mantenerlos fieles a quién les diera cabida al asumir la presidencia.

 

Distinto es lo que ocurre con los jerarcas izquierdistas. Estos se ubicaron en cargos claves y deben justificar su estadía en el poder. Para quienes jamás supieron lo que es la lucha armada y sólo daban órdenes desde guaridas subterráneas, es más fácil embestir contra enemigos inexistentes que recomponer una ideología vacía por la que hoy nadie arriesgaría una sola bala. Paradojas argentinas: aquellos predicadores de la igualdad mantienen hoy, estructuras jerarquizadas con una verticalidad que no existe siquiera en la institución militar… Es desde esos despachos desde donde emerge el atropello hacia las FFAA.

Conscientes de que el frente del Ejército quedó un capataz del Presidente, y a sabiendas que se lo puede dominar amenazándolo con abrir las causas que posee pendientes, se abocan a la tarea de "castigar" supuestas conductas díscolas y derogar leyes que no asustan a nadie ni siquiera a los cadetes. No logran sembrar el miedo en los cuarteles y la sociedad no se hace eco de estas sandeces. Claro que, de continuar con las agresiones baratas, la paciencia se va a colmar y entonces las "conductas díscolas" no serán tan fáciles de "castigar" ¿Quiénes saldrán a reprimir un eventual levantamiento en algún sector militar? ¿Los Fernández? ¿D´Elia? ¿Castells?  ¿Alderete?

 

De no hallarnos en una época preelectoral, los indultos no se hubiesen siquiera mencionado. ¿Cuál es el efecto que puede generar su anulación, desde ya parcial? No es más que tema para el discurseo demagógico. Los que obtuvieron ese beneficio en época menemista se hallan cumpliendo condena por otras causas. No están libres, por ende no podrían mostrarlos esposados trasladados de domicilios particulares a calabozos del Estado. Se les complicó el escenario y el circo pierde su encanto.


Quizá por esto, y porque el miedo está del lado del Gobierno es que, antes o después, tendrán que ir descomprimiendo la situación, posiblemente dejando libres a los acusados que se hallan sin sentencia detenidos o pausando los supuestos juicios cuando las pruebas brillan por su ausencia. Deberán advertir que sólo pueden divertirse con el rumoreo cibernético.

 

LA CRISIS INSTITUCIONAL

 

Hay un gabinete nacional dedicado exclusivamente a la interna justicialista, es decir, a revolver el avispero a ver de qué manera los números en Octubre no dejan de manifiesto los agujeros (Santa Fe y Capital, por ejemplo) de una gestión que sólo se ha preocupado de generar una ilusión óptica de poderío en detrimento del régimen institucional. Porque Néstor Kirchner consciente de su magro caudal electoral, se dedicó a sumar poder pero no a costa de reformas estructurales que sacaran al país de la crisis sino desmantelando una por una las instituciones donde el orden republicano o al menos, el régimen democrático, mostraba todavía ciertos atisbos de supervivencia cívica.


Enemigo de la competencia en cualquiera de sus formas, Kirchner desmanteló los tres poderes institucionales. Al Ejecutivo lo convirtió en sede de sus caprichos impidiendo incluso la posibilidad de que los ministros tomaran contacto entre sí, y diezmando el equipo que acompañaba al vicepresidente Daniel Scioli. Kirchner se encargó personalmente de echar a Germán Pérez –hombre ligado al vicepresidente- de la Secretaría de Turismo al asumir. Asimismo, recuérdese que Scioli estuvo ausente por más de un mes de la casa Rosada allá por Agosto de 2003  cuando anunció un eventual aumento de las tarifas de los servicios públicos y criticó férreamente la posibilidad –hoy hecha realidad- de anular las leyes de obediencia debida y de punto final. Hubiese sido interesante escucharlo, en estos días, expedirse al respecto ya que desde Agosto de 2003 mantuvo sobre el tema un excesivo silencio. Sólo ha comenzado a hablar ahora, del gobierno de la ciudad…

 

La embestida contra la Corte no fue menor y aunque con menos publicidad se desarmó el Poder Legislativo Nacional. Hoy, el Congreso no se reúne siquiera y sólo logra llenar el recinto cuando homenajea a deportistas estrellas.  De allí que, el voto de Octubre, no esté destinado a un recambio de representantes sino a una transferencia de operadores políticos. Basta observar que la prensa denomina de este modo a diputados y senadores sin que nadie, ni siquiera estos, salgan a desmentirlo.

 

En este caso se asemejan Duhalde y Néstor Kirchner. Ambos son improvisados, patean para adelante lo que no pueden resolver con certeza y aspiran el poder por el poder mismo más allá de cualquier otro objetivo. Y en este escenario, la irrupción de Domingo Cavallo viene a corroborar que se trata de una actitud generalizada en la mayoría de la dirigencia política. Se pretende figurar más allá de lo que se haga. Si el ex ministro de Economía aparece para embarrar la cancha al centro derecha no deja de ser una sospecha. Ciertamente que su nexo con Kirchner nunca ha sido desmentido, pero lo concreto es que, hoy por hoy, no hay un solo candidato real en el merodear del peronismo que se haya comprometido con la gente mostrando su plan de acción y sus proyectos para llevar al recinto.


Todos están especulando, ya no con las encuestas y la chequera sino también con los trapos sucios que, el otro, puede destapar si acaso no hay acuerdo aunque sea disfrazado. Con esa clase de dirigencia en escena, prever un país en serio es, sin eufemismos, una quimera.

 

El calendario muestra días de muchos rumores y pocos datos concretos, recorridos proselitistas más similares con giras turísticas que gestiones administrativas y por sobre todo este juego, lo que emerge a la superficie de manera exasperante es el conformismo de la gente y la partición del país en grupúsculos que lo mismo da, se llamen sectores o se llamen clases sociales. Porque lo que pasa al vecino seguirá siendo indiferente en las cuatro paredes donde cada uno tiene su protagonismo… "Yo, argentino…"

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