Hace falta una nueva dinámica más allá de estados artificiales y, con la experiencia del Líbano, buscar nuevos modos de resolver el problema.
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Jueves, 06 de febrero 2025
Hace falta una nueva dinámica más allá de estados artificiales y, con la experiencia del Líbano, buscar nuevos modos de resolver el problema.
La crisis de Siria e Irak pone de manifiesto que los estados creados hace cien años en Oriente Medio por Francia e Inglaterra con el tratado Sykes-Picot de 1916 fueron un diseño artificial y han dejado de funcionar, escribe el analista George Friedman en un artículo publicado en www.stratfor.com. Su descomposición sigue a la del Líbano, el primero de esos estados que se ha fragmentado en una serie de clanes aliados o en conflicto.
La consecuencia – afirma George Friedman, autor de libros de política internacional y fundador de Stratfor, una empresa de análisis estratégico– es que es inútil tratar de estabilizar Siria e Irak. Hace falta una nueva dinámica más allá de estados artificiales y, con la experiencia del Líbano, buscar nuevos modos de resolver el problema.
Líbano, afirma Friedman, quedó dividido en varias zonas controladas por los diversos clanes. El clan chií dominante se construyó en torno a Nabi Berri, pero má s tarde, Irán patrocinó otra facción, Hezbollah. Cada facción religiosa tenía varios clanes, y dentro de los clanes había varios competidores por el poder. Desde fuera parecía tratarse de una guerra estrictamente religiosa, pero se trataba de una visión incompleta. Fue una lucha entre clanes por motivos como dinero, seguridad, venganza y poder. La religión jugó un papel, pero con frecuencia las alianzas cruzaron las líneas religiosas.
El Estado se convirtió en algo mucho menos poderoso que los clanes. Beirut, la capital, se transformó en campo de batalla de los clanes. Luego los israelíes, contando con la bendición de Siria y para destruir la OLP, invadieron el Líbano . En ese momento, los Estados Unidos decidieron intervenir, en parte para frenar a los israelíes. Pero cuando en 1983, Hezbollah hizo saltar por los aires el cuartel de los marines de Beirut, matando a cientos de infantes de marina, el presidente estadounidense Ronald Reagan, dándose cuenta de la cantidad de energía que se necesitaría para siquiera tratar de estabilizar el Líbano, retiró todas las tropas.
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