Política

La libertad y la cultura como respuesta a la amenaza terrorista

Los diferentes puntos de vista de varios expertos internacionales incidieron acerca de divergencias y coincidencias que condicionan la relación América-Europa.

MESA REDONDA
Partiendo desde la propia libertad, tal y como apuntó en la presentación de la
mesa redonda su moderador, Pablo Izquierdo, de la Fundación Internacional para
la Libertad (FIL) y presidente de la Fundación Iberoamérica Europa, José María
Marco, historiador, sentó una base primordial en torno al tema, al tiempo que
abría un debate entre libertad y democracia: “Se supone que la libertad se puede
implantar en cualquier sociedad, incluso islámicas. Lo que sucede es que no se
puede instalar la democracia fácilmente”. Marco apuntó que el caso de Iraq podrá
hacer un análisis de si es factible instalar una democracia en tan poco tiempo
en un país que vivía largos años bajo un régimen dictatorial. El historiador
español se mostró optimista al respecto, y se mostró partidario de “defender los
valores atacados por grupos de personas que no los respetan y los quieren
destruir”, en clara referencia a la nueva situación de peligro terrorista
mundial que se produjo tras el 11-S. En cuanto a los encargados de defender
estos valores, José María Marco expuso claramente a quien corresponde ser el
abanderado: “Estados Unidos. Ellos han generado valores de libertad y tienen la
suficiente fuerza para defenderlos”.

En referencia al papel que ha de
jugar España, señaló que “es un país que vive desde hace muchos años el
terrorismo y no lo ha podido erradicar”.También destacó que hasta la llegada al
Gobierno de José María Aznar, las víctimas del terrorismo estaban marginadas y
no se habían reconocido sus derechos.

Marco aprovechó su intervención
para destacar el nivel de libertad alcanzado en Estados Unidos, a la que
calificó de “Europa ´quintaesenciada´”, mientras que para el viejo continente se
reservó un “no sé muy bien lo que es”, refiriéndose poco más tarde a un
“conjunto de culturas que ha dado pie a diferentes naciones”. Con esta reflexión
Marco dejó clara la poca cohesión que para él existe en Europa y recalcó que, “o
bien las naciones europeas reconducen su vocación hacia Occidente y hacia el
lado Atlántico, o veo probable que su función derive hacia la irrelevancia”. De
este modo sentenció: “los europeos seremos irrelevantes en cuanto a capacidad
para defender la libertad en el mundo, y nos limitaremos a ser un sitio rico,
muy bueno para vivir en él, pero nada más”.

Por su parte, el escritor
argentino Marcos Aguinis comenzó realizando un análisis de las diferencias que
separan a América y Europa, y se preguntó cuáles son las instituciones y valores
que producen enriquecimiento y cuáles son las que producen regresión. El
literato centró su intervención en el modelo que conoce, el argentino, y pintó
una sociedad que busca continuamente paraísos perdidos, cambios, y que acaba
votando a los peores. Aguinis apostó por la evolución de los países, huyendo
siempre de una permanencia que no facilita el progreso. En cuanto al problema
del terrorismo internacional, destacó tres elementos para combatirlo: erradicar
el odio, un armamento coherente para defender la libertad en el mundo y la
participación de todos, porque para Aguinis, “frente a estos peligros todos
somos cómplices si no hacemos una condena clara y firme”, y reclamó la unidad de
todo los países que aman la libertad y la democracia. El escritor argentino
concluyó lanzando una pregunta y una rotunda respuesta: “¿Por qué el terrorismo
está triunfando? Por la complicidad de los seres humanos, que no luchamos contra
él como debiéramos”.

Quien puso la nota más distendida con su
intervención fue Pedro Schwartz, que apuntó que no existe una diferenciación
entre la cultura europea y la americana. “Todos tenemos la misma cultura, y es
más, podría decirse que la cultura de Estados Unidos es la de Europa, pero
potenciada”. Schwartz cree que ambas se enriquecen mutuamente, y como ejemplo
señaló el movimiento pacifista que afloró en el viejo continente tras la guerra
de Vietnam. También tuvo palabras para los problemas migratorios que se viven en
ambas zonas del planeta e indicó que lo más importante para arreglar este hecho
es la cultura, frente a la imposición legislativa de los estados. Schwartz
elogió el ´sueño americano´ como vía de integración en Estados Unidos, sin
problemas religiosos ni raciales, en un modelo en el que el individuo cree que
triunfa o fracasa por encima de los condicionantes del sistema, aunque sí que
alertó de la degradación que está sufriendo la enseñanza pública en Estados
Unidos, un hecho que repercutirá en el país en unos pocos años.

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