Un grupo de prestigiosos académicos argentinos, entre los que se encuentran: Kovadloff, Sarlo, Sevreli y el buen constitucionalista Daniel Sabsay, acaba de publicar una “carta abierta” a sus conciudadanos referida a las elecciones intermedias previstas para el último trimestre del año.

Esa carta formula una muy oportuna advertencia al decir “si el kirchnerismo suma nuevas bancas, vaciará hasta la última gota de la democracia que trabajosamente construimos con el pacto del “nunca más” de 1983. De ese modo definen a las próximas elecciones nacionales argentinas como una verdadera encrucijada: neo-golpismo o progreso. Dicho de otro modo, autoritarismo o democracia.
 
El llamado es realmente importante, porque la vigencia de los derechos humanos y de las libertades personales está hoy amenazada en la República Argentina. A lo que se suman las sospechas de corrupción en el manejo opaco de las compras de vacunas realizadas para enfrentar la pandemia que afecta al mundo. Y también la conducción arbitraria de la economía, que ha sumido a nuestro país en un pantano de pobreza en el que florece el “clientelismo”, a cambio de “beneficios sociales”. A lo que se suma un ataque constante contra la independencia de la justicia, particularmente visible en las causas que se investiga la corrupción de ex autoridades nacionales.
 
El comunicado aludido sugiere que el derrotero impuesto a la Argentina tiene “paralelos” muy visibles con lo ya acontecido en Nicaragua y Venezuela. Con el adicional de la pretensión del kirchnerismo de transformar la actividad política en un privilegio para las nuevas “dinastías”, empezando por la que –convocada por el siempre equivocado Eduardo Duhalde– llegó desde Río Gallegos, hoy instalada en las calles Juncal y Uruguay, donde está el domicilio de Cristina Kirchner, en la zona más cara de la Capital del país.
 
Para los firmantes de la “carta abierta”, los autoritarios han comenzado una primera etapa decisiva de un plan con alcances más vastos, consistente en la demolición del sistema democrático, lo que podría ser una inmensa tragedia para todos los argentinos, que no puede descartarse.
 
La carta en cuestión no debe pasar desapercibida. Es precisa, al tiempo de definir los peligros, y particularmente oportuna, cuando convoca a la urgente defensa del estilo de vida democrático, hoy en peligro.