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Los demócratas celebran su ascenso en las encuestas de cara a las elecciones de noviembre

La Ley de Reducción de la Inflación firmada por el presidente Joe Biden en agosto pasado ha tenido alto impacto en la ciudadanía estadounidense y estaría impulsando un alza en la imagen de la administración demócrata de cara a las elecciones de medio tiempo.

Sin olvidar el controversial que significa la invasión de Ucrania y las nuevas amenazas nucleares de Putin, el círculo estrecho del presidente celebra lo que parece ser un importante aumento en la aprobación de su gestión. En opinión de un sector de la prensa local, la situación se relacionaría con una batería de medidas -especialmente económicas en el ámbito doméstico- que podrían brindar ventaja a los demócratas en las elecciones de Noviembre.

Aunque el optimismo en los equipos de campaña de la administración Biden se mantiene moderado. La señal de las últimas encuestas es vinculada por analistas cercanos al sector demócrata en Washington a una serie de logros considerados como triunfos en materia legislativa de parte del presidente, esos logros alcanzados por las mayorías de su partido en el Congreso marcan algunos éxitos legislativos, particularmente en el primer semestre de éste año.

Un elemento sumamente relevante que marca el escenario del optimismo demócrata es el Plan de Rescate Estadounidense ordenado por el presidente y que fuee muy útil al inyectar 2.500 millones de dólares en la economía interna para revertir los daños ocasionados por la pandemia disparada por el Covid-19. También el proyecto de ley de infraestructura y aporte económico votado a finales de 2021 otorgó el oxígeno suficiente a distintas áreas del comercio para empresas medianas y pequeñas, lo que cambió la imagen de Biden en la economía del país.

El Plan de Rescate involucró una amplia gama de prioridades políticas y económicas del presidente dando lugar a la mayor inversión en la historia de los Estados Unidos e incluyó inversión en áreas en las que el ex-presidente Trump había cancelado presupuestos; por ejemplo, en materia de cambio climático, aunque elevó fuertemente los porcentajes de impuestos de las corporaciones y los inversionistas más ricos e incluyó medidas que prometió el ex-presidente Obama en su tiempo, pero que no se habían cumplimentado, como la baja de costos en la atención médica en materia de salud y subsidios federales de seguro médico estableciendo nuevas medidas negociadas exclusivamente por el gobierno federal, al igual que la reducción de precios en medicamentos para adultos mayores en consonancia con el Medicare. Desde luego que tales medidas fueron confrontadas fuertemente por los legisladores republicanos, cuya crítica se fundamentó en que inevitablemente llevaría al aumento de varios impuestos para la ciudadanía e inexorablemente generaría elevados índices de inflación, lo que finalmente ha estado sucediendo y que alcanzó niveles excesivamente altos a los acostumbrados en Estados Unidos. Sin embargo, los demócratas defienden la Ley como necesaria e importante para la elección de medio tiempo, aunque pueda ser criticada por sus características populistas. No obstante, ese aspecto es algo que no interesa demasiado al votante del partido demócrata que la considera como una promesa de campaña que ha sido cumplida.

El estratega y jefe de campaña del partido demócrata, Antjuan Seawright, declaró el pasado martes a la prensa que: se debe tener en cuenta que la agenda legislativa del presidente no sólo es exitosa y popular, sino que fue cumplida en concordancia con lo prometido por Biden en campaña presidencial. Al mismo tiempo, los republicanos sostienen que lo real indica que los precios del combustible aumentaron durante 2021 y también el primer semestre de 2022, lo cual fué un golpe importante a la economía en general que impactó el bolsillo de los estadounidenses. En consecuencia, cuando Seawrigth habla sobre promesas de campaña cumplidas relacionándolas con los números de aprobación de Biden de cara a las elecciones de Noviembre, sus declaraciones presentan poca solidez desde la realidad de los mercados y el consumo. A pesar de ello, quienes utilizan combustible parecieran estar un poco más tranquilos, ya que a partir del lunes pasado el promedio del precio a nivel nacional de un galón de combustible se ubica por debajo de los USD 3,70; con una pequeña baja de los USD 3,72 de la semana anterior y de los casi USD 3,92 del mes de Agosto. Aun así, sigue siendo más alto al de cualquier medición del año pasado para ésta época del año. Aunque es cierto que los precios del combustible suelen fluctuar según el costo del petróleo, lo que significa que el presidente no puede hacer mucho para influir en esos precios.

Tampoco la producción de petróleo propio alcanzó los niveles previos a la pandemia, algo que Biden prometió normalizar e incluso ampliar con un plan que publicitó para liberar durante el primer semestre de vigencia de la ley de Reserva Estratégica de Petróleo de 1.000.000 de barriles diarios para bajar el aumento de los precios del combustible, ese objetivo no fué alcanzado más allá que la disminución de los precios del combustible le quito bastante presión política al presidente, al menos por el momento.

No obstante, las molestias inmanejables de la administración Biden se relacionan con el ex-presidente Trump, en ese sentido y aunque lo ha intentado de diferentes maneras, la administración demócrata nunca logró marginarlo rotundamente de la mirada del público estadounidense. Desde el momento en que Trump dejó la Casa Blanca, expresó su apoyo a cada reunión relacionada a las primarias republicanas donde fuera que se llevaran adelante, nunca dejó de acompañar las reuniones de sus candidatos y al mismo tiempo continuó afirmando públicamente que le robaron las elecciones de 2020. Pero lo que más molesta a Biden, es que Trump ha resurgido como una figura que concentra amplios titulares de prensa los últimos meses, aunque algunos sean negativos y se relacionen con investigaciones sobre presuntas maniobras irregulares del ex-presidente.

Con prescindencia de la tremenda incomodidad que le genera Donald Trump, la posición favorable al aborto de Biden y su partido ha impulsado positivamente a la administración en sectores progresistas, y eso se ve reflejado en las encuestas de campaña frente a los sectores republicanos que se manifiestan contrarios al derecho al aborto luego de que en Junio pasado la decisión de la Corte Suprema fué de anular el Caso Roe vs. Wade. El impacto político de esa decisión tuvo respuesta: los votantes de Kansas anularon con una enmienda las protecciones al aborto en la Constitución de ese estado, lo que llevó a que los demócratas mostraran preocupación, ya que no obtuvieron un desempeño favorable allí en las elecciones anteriores y las encuestas revelan que el tema de los derechos reproductivos no es menor en Kansas. Sin embargo, una encuesta del diario New York Times de la semana pasada confirmó que el 63 % de los votantes registrados a nivel país piensa que el aborto debe seguir siendo legal. Y no son solo los votantes demócratas, un 65% de los independientes dijeron que el aborto debería seguir siendo legal en todo el país.

Entre otros muchos, estos indicios generan optimismo en el presidente Biden y en la Casa Blanca, pero también en los sectores de votantes demócratas que sostienen que ganaran sin problemas la mayoría de los escaños necesarios para continuar y profundizar su proyecto político.

Esta idea incluso es el estandarte de lo que la prensa estadounidense ha denominado El Escuadrón, en referencia al grupo de 4 miembros de la administración demócrata de la Cámara de representantes del Congreso. El grupo está integrado por mujeres que fueron electas por primera vez en las elecciones de 2018, pero que que han podido renovar sus bancas desde entonces. Las 4 representan sectores ultra progresistas demócratas y son: Ayanna Pressley, por Massachusetts; Alexandra Cortés, por Nueva York; Ilhan Omar, por Minnesota y Rashida Tlaib, por Michigan; la última de ellas brindo el dia 16 de septiembre una entrevista a la cadena Al-Jazeera y ratificó que no hay posibilidad de reconocer a Israel ni pensar en la solución de dos estados para el conflicto palestino-israelí, Tlaib fué mas allá, acusó a Israel de promover un sistema de apartheid con el pueblo palestino, algo que Estados Unidos debe modificar cambiando sus políticas con el estado judío, dijo la congresista. Tanto Tlaib como Ilham Omar han sido fervientes defensoras de grupos violentos como el Hamas palestino y han manifestado su completo apoyo para Washington levante urgentemente las sanciones contra Teherán.

Ambas congresistas, aunque son rechazadas por amplios sectores de la ciudadanía por sus expresiones extremas en materia de Oriente Medio, han adquirido gran relevancia en sectores del partido demócrata por su alineamiento combativo basado en posiciones socialistas que expresan el ala más combativa de la administración Biden contra los sectores republicanos, pero también por su defensa de gobiernos y regímenes enemigos de los Estados Unidos. No obstante, lograron alcanzar alto perfil en el debate político de cara a las elecciones de medio tiempo y son ampliamente reconocidas como luchadoras en favor de las minorías étnicas, por lo cual se las considera como la alternativa de recambio generacional del liderazgo demócrata, aunque representen un peligroso desafío al status quo político tradicional estadounidense.

George Chaya para Infobae

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