África, Economía y Sociedad

Muere Catherine Acholonu, impulsora de un feminismo africano

La pensadora nigeriana, casada y madre de cuatro hijos, falleció el pasado 18 de marzo a los 62 años. Se dedicó a impulsar una corriente del feminismo africano conocida como “motherism” (maternalismo).


 Catherine Obianuju Acholonu impulsó una corriente del feminismo africano conocida como “motherism” (maternalismo). Frente a las versiones más individualistas del feminismo occidental, que ven a las mujeres en perpetuo combate con los hombres, Acholonu situó en el centro de su propuesta la defensa de la maternidad y la colaboración entre ambos sexos. La pensadora nigeriana, casada y madre de cuatro hijos, falleció el pasado 18 de marzo a los 62 años.

Acholonu nació en Orlu, Nigeria, en 1951. Se doctoró en la Universidad de Düsseldorf (Alemania), y después hizo estudios de posgrado en Estados Unidos gracias a una beca Fulbright. Tras su periplo investigador, compaginó la enseñanza universitaria con la actividad política. Fue consejera de arte y cultura del presidente de Nigeria entre 1999 y 2002, y miembro fundador de la Asociación de Autores Nigerianos.
 
Además de libros de poesía, publicó varias investigaciones sobre teoría feminista y antropología cultural. Una de sus obras más importantes es Motherism: The Afrocentric Alternative to Feminism (1995). Las principales ideas de este libro fueron sintetizadas por la propia autora en un artículopara Konch Magazine.
La maternidad, en el centro de la cultura africana
El feminismo radical de los años sesenta, desarrollado en Estados Unidos y en Europa, entendió que el núcleo de la opresión de la mujer se encuentra en su papel de madre y de educadora de los hijos. Para liberarse, es preciso que las mujeres tomen el control de la función reproductiva. Años después, la ideología de género llevó este planteamiento hasta sus últimas consecuencias afirmando que el camino hacia la total liberación sexual pasa también por erradicar las trabas biológicas.
Para Acholonu, esta forma de pensar es completamente ajena a los valores africanos. “La maternidad ha seguido siendo el foco central del arte africano, de la literatura africana (especialmente de la escrita por mujeres), de la cultura africana, de la psicología africana, de sus tradiciones orales y de su filosofía empírica”. De ahí que presente el maternalismo –cuyos valores centrales son la maternidad, la naturaleza y el cuidado– como una “alternativa africana al feminismo occidental”.
 
Redescubrir el cuidado

Frente al ideal de autonomía del feminismo radical, Acholonu propone a hombres y a mujeres redescubrir el cuidado. La tarea del maternalismo consiste en custodiar “la natural esencia cohesiva de la familia, de los hijos, de la sociedad, del medio ambiente”. “El maternalista protege a los niños, protege el medio ambiente, comprende y respeta la diferencias y la debilidad de los demás”.

El cuidado lleva a reconocer los límites que impone la naturaleza. Acholonu pide expresamente respetar la complementariedad entre hombre y mujer. Y después añade: “El líder maternalista es un servidor en el sentido amplio de la palabra, nunca un dominador ni un tirano. No manipula la creación, sino que la observa, trata de comprenderla y de cooperar con ella”.
El cuidado también está en las antípodas de la guerra de sexos. “Las armas del maternalismo son el amor, la tolerancia, el servicio, y la cooperación mutua entre los sexos, frente al antagonismo, la agresión, la militancia o la confrontación violenta que propugna el feminismo radical”.
 
Tampoco le convence a Acholonu la obsesión del feminismo occidental por las cuestiones de género. “La mujer maternalista no restringe su visión a los asuntos de mujeres; no limita sus estudios a la experiencia de las mujeres ni a la liberación de las mujeres”. Más bien ha de estar abierta a una amplitud de intereses que van desde la contaminación medioambiental hasta el aumento de las rupturas familiares, pasando por el racismo, las drogas o el hambre.
 
Acholonu concluye su artículo pidiendo más presencia de las mujeres en la vida política y social del continente. “A causa de la ausencia de la mujer en los más altos niveles de liderazgo en África, la democracia está siempre por nacer en las naciones africanas”.
 
En cambio, “cuando las mujeres y los hombres trabajan juntos en un clima de respeto mutuo, la ecuación de la vida se equilibra y el resultado es el orden”.
 
Contra la imposición del feminismo occidental

Mientras en Occidente se ha tachado su propuesta de blanda e ingenua, en Nigeria Acholonu recibió el apodo de “Ezenwanyi”, que en el idioma igbo significa “una mujer con el poder de un rey”.
 

Las mujeres del pueblo igbo, a las que Acholonu dedicó algunos estudios, han gozado tradicionalmente de amplias facultades para decidir cuestiones relativas a su comunidad. De hecho, en 1929, protagonizaron un levantamiento en toda regla contra los colonizadores británicos en Nigeria, a los que acusaron de poner todo el poder político en manos de los hombres.
 
Acholonu no es partidaria de ninguna “guerra de las mujeres”. Pero tampoco se queda callada cuando ve que el feminismo occidental trata de imponer en África su visión de la maternidad y la familia.
 
En esto coincidía con la pediatra y escritora keniana Margaret Ogola: “En el feminismo occidental se expresan ideologías que tienen muy poco que ver con la mujer africana. Las ideas falsas acerca de la disponibilidad absoluta del propio cuerpo y la realización de sí a expensas de la familia y del amor son ajenas a nosotras. La mujer africana celebra ser madre con toda su alma” (cfr. Aceprensa, 25-02-2000).

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