Es época de elecciones. Eso significa que nuestros potenciales representantes políticos nos están inundando con promesas electorales acerca de cómo sus medidas y normativas pueden mejorar nuestras vidas.
Aunque estas promesas parezcan atractivas –y muchas están incluso respaldadas por sólidas pruebas– no se olvide de mirar sus menos evidentes –pero muy reales– costos antes de avalarlas con su voto.
Esta dinámica se conoce como “lo que se ve” y “lo que no se ve”, siendo “lo que se ve” las promesas y actuaciones políticas que un político ofrece y lleva a cabo, mientras que “lo que no se ve” son los costos o las consecuencias que surgen como resultado. Lo que se conoce como la “Falacia de la ventana rota” nos ayudará a entender mejor esta dinámica. La falacia propone algo como esto:
Un grupo de vándalos rompe los escaparates del sastre del barrio. Los curiosos se acercan para evaluar los daños y un transeúnte dice que la destrucción no debe verse como pérdida ya que va a dar trabajo al vidriero, quien ganará más dinero, se lo gastará en artículos de consumo y así “estimulará la economía”. Esto es fácil de ver.
No obstante, el sastre tendrá que pagar la reparación y tendrá que sacar el dinero de los ahorros que tenía para comprar una nueva caja registradora y expandir su negocio con la venta de calzado, algo que ahora ya no podrá hacer. Esas inevitables medidas –debido a la necesidad de gastar sus fondos en la reparación del escaparate– son “lo que no se ve”.
Muchos economistas creen que esta analogía sirve como la base de la economía ya que se puede aplicar a la mayoría de las políticas públicas. Echemos un vistazo a algunos ejemplos del mundo real:
- En muchos condados votarán el 4 de noviembre sobre medidas para el control del precio de los alquileres. Lo que se ve en el tema del control de alquileres es obvio: Vivienda más barata para gente con ingresos fijos. Pero antes de salir corriendo a votar en favor de esta medida, piense en lo que no se ve. Tener alquileres artificialmente bajos significa que los constructores de viviendas no vendrán a levantar nuevos edificios porque ya no es rentable hacerlo. Esto llevará a la escasez de vivienda, especialmente si tenemos en cuenta que mucha gente exigirá vivir en esas pocas viviendas baratas con precios controlados del alquiler. Como resultado, puede que no haya más sino menos opciones habitacionales para gente con ingresos fijos debido al control de alquileres.
- En muchos estados y condados también se votarán medidas respecto al salario mínimo. Un salario mínimo más alto significa más dinero en el bolsillo de los que más lo necesitan, ¿verdad? Eso es lo que se ve. Pero, lo que no se ve es que los empleadores –con el fin de poder pagar un salario mínimo más alto– tendrán que reducir sus planes de expansión o subir sus precios y ello limitará las oportunidades de trabajo. Por lo tanto, una vez más, puede que no haya más sino menos dinero para los que más lo necesitan debido a un salario mínimo más alto.
- Por último, muchos políticos prometen impedir que las empresas externalicen el trabajo para así asegurar que haya una mayor cantidad de “buenos puestos de trabajo” para los americanos. Muchos hemos sufrido con lo que se ve: la pérdida de empleos debido a la externalización. Pero lo que no se ve es que la externalización permite que las compañías hagan sus productos en otros lugares generalmente por precios significativamente más bajos y eso nos deja más dinero para gastar en cosas en las que Estados Unidos lleva ventaja, por ejemplo en tecnología o en restaurantes. A su vez, esto se traduce en más riqueza, más puestos de trabajo y un mejor nivel de vida para todos los americanos.
Por tanto, aunque entender el funcionamiento de esta dinámica no pondrá freno a las infinitas promesas políticas de esta campaña electoral, sí nos permitirá escoger más meditadamente cuando vayamos a las urnas el 4 de noviembre.
Publicado en Libertad.org
// OTROS TEMAS QUE TE PUEDEN INTERESAR