Política

Revel analiza el porqué del antiamericanismo europeo

El periodista y filósofo francés reflexionó en voz alta sobre las causas y orígenes de un ´antiamericanismo´ creciente en el Viejo Continente.

REFLEXIÓN
Referente inevitable cada vez que en Occidente se debate sobre la libertad, el
prestigioso filósofo y periodista francés Jean Francoise Revel no podía faltar
en la celebración del I Foro Atlántico ´Europa-América: Los desafíos del Siglo
XXI´ en la Casa de América de Madrid. Capaz de mantener la cabeza fría y sus
principios democráticos inamovibles en medio de la confusión, sus reflexiones
acerca de los desafíos de este siglo XXI en torno a las relaciones entre Europa
y América valen su peso en oro.

Revel centró su intervención en esa
relación de amor-odio que mantienen europeos y estadounidenses y que ha sufrido
diferentes cambios a lo largo de la historia. Concretamente a partir de los
atentados del 11 de septiembre de 2001, estamos viviendo una nueva fase de esta
complicada relación. Desde su punto de vista, para entender esta situación es
preciso remontarse a la década de los 90 y al final de la Guerra Fría. En este
momento, Estados Unidos parece erigirse como la única superpotencia mundial.
Algo que, para Revel, no había sucedido nunca antes. En el pasado se pudieron
dar muchas potencias pero su dominación se limitaba a un determinado área
territorial, no a todo el planeta. España e Inglaterra, por ejemplo, tuvieron su
momento de gloria pero sin alcanzar la amplitud presencial que tiene Estados
Unidos a nivel mundial.

Según Revel, un país adquiere el rango de
superpotencia cuando puede intervenir en cualquier punto del mundo y su
presencia cultural abarca todo el planeta. Estados Unidos se adapta exactamente
a este perfil, si bien, desde la óptica del filósofo francés, su presencia
cultural no es total y se limita básicamente a las áreas relacionadas con el
cine, la televisión, la música… Sin embargo, en otras disciplinas como la
literatura su influencia externa ha descendido visiblemente desde el final de la
Guerra Fría y, aunque hay autores que gozan de aceptación en Europa, no alcanzan
el éxito que obtuvieron en la época de entreguerras nombres como Hemingway,
Faulkner o Dos Pasos, autores de cabecera para los lectores europeos.


Para Revel, esta dominación relativamente reciente ha estimulado el
antiamericanismo al otro lado del Atlántico sin que Europa se haya planteado
cuál es la causa y cuál es su parte de responsabilidad. El viejo continente se
queja del unilateralismo de su vecino norteamericano pero no hace nada al
respecto y mientras tanto prolifera este sentimiento que no conoce de
ideologías. Suele coincidir con movimientos antiglobalización, sin embargo, no
se limita a los partidarios de la izquierda. La derecha francesa, por ejemplo,
es muy antiamericana.

Jean Francoise Revel encuentra explicación en
cierto resentimiento de los europeos hacia Estados Unidos por haberles “robado”
el papel de conducir al mundo, antes en sus manos, “de ahí la acusación
permanente de unilateralismo, que no siempre es cierta”. Revel entiende que los
gobiernos norteamericanos intentan, muchas veces, implicar a Europa en sus
actuaciones, sin obtener respuesta. Pero prepotencia no significa omnipotencia.
Los norteamericanos no pueden luchar solos contra el terrorismo internacional,
necesitan la colaboración de Europa y América Latina. ¿Cuál es el problema
entonces? El pensador francés lo tiene claro: “Si no lo hacen es porque la Unión
Europea no logra ponerse de acuerdo, no tienen nada que proponer, ni siquiera
medios militares”.

Un punto de inflexión


El 11-S supone, según Jean Francoise Revel, un nuevo punto de
inflexión en las relaciones entre ambos continentes. A partir de los fatídicos
atentados la situación mundial volvió a cambiar por completo. Y es que antes de
esta fecha, parecía que todos los peligros habían desaparecido (Guerra Fría,
comunismo…): “La paz parecía asegurada”, asegura. Los atentados contra las
Torres Gemelas despertaron a los ciudadanos del mundo de su letargo, porque
revelaban el nacimiento de un nuevo tipo de amenaza: el terrorismo mundial.
Naturalmente, reconoce Revel, existían otros muchos tipos de terrorismo, “pero
limitados a un conflicto interno”. Esto era otra cosa. La gran cantidad de
víctimas en tan pocos minutos, la perfección de la organización… Todo supuso
un shock que ha vuelto provocar la revisión de las relaciones entre América y
Europa.

Las reacciones al 11-S en Europa pasaron por varias fases, que
el filósofo francés agrupa en dos. Una primera fase de solidaridad (“Todos somos
americanos”) que dio paso a una segunda fase entre los intelectuales,
periodistas y políticos europeos, críticos con el intervencionismo
norteamericano y sus “cruzadas imperiales”, por ejemplo, en Afganistán. Revel
achaca este tipo de opiniones a una interpretaciones parciales, y a su juicio
erróneas, dictadas por el antiamericanismo que inunda Europa: “Cuando Estados
Unidos asegura que tras el peligro del comunismo la nueva amenaza es el
terrorismo internacional, no se puede negar la evidencia, porque hay muchas
pruebas reales de que ese peligro existe”, agregó.

Jean Francoise Revel
quiso concluir su intervención con la formulación de un deseo: “Ójala que los
americanos tengan el mismo éxito en la guerra contra el terrorismo como en su
lucha contra los totalitarismos europeos y la guerra fría”.

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