Del 22 al 28 de enero se celebró en Estados Unidos la Semana Nacional de la Elección de Escuela, en la que miles de personas y más de 200 organizaciones de todo el país se unieron para demandar el derecho de los padres a elegir el colegio de sus hijos, fomentando el acceso a una escuela pública de calidad o a otra opción, según el deseo de cada familia.
La Semana ha podido tener casi más de festejo que de reivindicación. The Wall Street Journal calificó el 2011 como “El Año de la Elección de Escuela”, porque en él se ha producido un movimiento sin precedentes en favor de la libertad de enseñanza. En 2011, 13 estados y el Distrito de Columbia legislaron sobre programas de opción escolar. Algunos de ellos, como Colorado o Maine, los han introducido por primera vez, pero la mayoría han ampliado los que ya tenían.
Las modalidades de ayuda se concretan de manera distinta en cada estado. Algunos ofrecen becas, deducciones fiscales o cheques escolares a estudiantes para ir a colegios privados o para recibir educación especial. La fórmula más extendida es la de charter schools, escuelas autónomas gratuitas, con financiación pública. Hay también deducciones fiscales para las empresas privadas que financien becas.
El año pasado, varios estados ampliaron sus programas de cheque escolar (Ohio, Wisconsin, Indiana); Washington D.C. reimplantó el que tenía, suspendido por la anterior mayoría demócrata del Congreso; Colorado adoptó uno por primera vez. Maine aprobó su primera ley de charter schools; Carolina del Norte, Indiana y Tennessee, que antes no admitían más que un cierto número de escuelas de este tipo, eliminaron el tope legal. Otros estados (Luisiana, Carolina del Norte, Florida, Georgia y Oklahoma) concedieron deducciones fiscales a las familias que quieran pagar enseñanza privada para sus hijos.
Administre usted mismo su parte de los fondos públicos
La mayor novedad de 2011 se ha dado en Arizona, que aprobó un formato de ayuda pionero: las cuentas de ahorro para educación (education savings accounts). Con las Empowerment Scholarship Accounts (ESA), como se ha dado en llamar este nuevo sistema en Arizona, el estado ofrece a las familias administrar por sí mismas los fondos que gastaría en la educación de un niño en el sistema público, para que ellas elijan en qué escuela o tipo de educación invertirlos. Los que quieren optar por este modelo, firman un acuerdo con el estado, por el que se comprometen a utilizar los fondos de la ESA para proporcionar a su hijo unos estudios; ya sea pagando la matrícula en alguna escuela privada, con profesores particulares, gastándolo en libros de texto o en cursos online. El estado ingresa el dinero una vez al trimestre en una cuenta abierta a la familia. El dinero no gastado se puede conservar en la cuenta para otro año, o incluso depositarlo en un plan de ahorro para pagar la matrícula universitaria en el futuro.
Por ahora, las ESA solo se han implantado para niños con necesidades especiales; la cantidad de dinero que reciben depende del grado de discapacidad y no hay límite de niños que puedan participar. Se estima que los beneficiarios serán 17.000. El senador Rick Murray, uno de los patrocinadores de las ESA, no descarta que puedan llegar a ofrecer este modelo a todos los estudiantes de escuelas públicas.
Tras los progresos de 2011, 46 estados norteamericanos con políticas de elección de escuela pública, y 18 permiten usar fondos públicos en una escuela privada (ver una panorámica de estos programas en el Center for Education Reform). El único estado que ha experimentado un retroceso –parcial– en la oferta educativa es Georgia, que decidió no permitir la creación de más charter schools y amenaza con cerrar las que ya existen.