Los servicios de e-money se utilizan fundamentalmente para pagar facturas y para hacer transferencias, sobre todo pequeñas cantidades entre particulares, pero también a los organismos del gobierno.
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Sábado, 05 de octubre 2024
Los servicios de e-money se utilizan fundamentalmente para pagar facturas y para hacer transferencias, sobre todo pequeñas cantidades entre particulares, pero también a los organismos del gobierno.
Actualmente, estos consorcios representan el 75% de todos los proveedores. Los demás son entidades dedicadas a los microcréditos o instituciones especializadas solo en dinero electrónico.
En septiembre de 2015, 22 millones de personas estaban subscritas a algún servicio financiero vía móvil en estos ocho países (un cuarto de la población), y un tercio de ellas habían hecho una transferencia en los últimos tres meses. En total, solo en los primeros nueve meses del año, se realizaron 500 millones de transacciones, que movieron 8.500 millones de dólares, un 142% más que en el mismo periodo del año anterior.
Los servicios de e-money se utilizan fundamentalmente para pagar facturas (desde la compra en el supermercado hasta la luz y el agua, pasando por el propio gasto del móvil) y para hacer transferencias, sobre todo pequeñas cantidades entre particulares, pero también a los organismos del gobierno. Menos desarrollo tienen aún los llamados “productos de segunda generación” (créditos y seguros), aunque se espera que este sector crezca en los próximos años.
Debido al rápido desarrollo de los servicios financieros a través del móvil, el año pasado el Banco Central de la región se vio en la necesidad de revisar el marco normativo, sobre todo con la intención de aumentar la seguridad de los usuarios. Los cambios introducidos aumentan la responsabilidad de los bancos (o los otros proveedores) en cuanto a la privacidad de los datos almacenados y la transparencia en sus cuentas. Para ello se han establecido auditorías internas y externas.
A pesar del auge del dinero electrónico en la región, el análisis de Koné señala algunos obstáculos para su pleno desarrollo: el elevado coste hace que los usuarios activos sean pocos proporcionalmente, y deja fuera a los que más se beneficiarían de estos servicios (el Banco Central está tratando de estimular la competencia en el sector para reducir precios); los conocimientos financieros de una parte de la población siguen siendo insuficientes; por último, la digitalización de los organismos oficiales esta aún muy poco avanzada.
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