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Cinco mujeres se suben al escenario para contar sus historias de trata de personas

Las actrices son víctimas reales y encarnan en la obra sus propias historias para que no se repita. Ana, Martha, Claudia, Sandra y Fanny cuentan a través del teatro sus historias más personales. Cinco ejemplos de nobleza y valentía.


 Ana, Martha, Claudia, Sandra y Fanny han estado durante años atadas a ellas por obligación, por engaño, por miedo. Ahora lo cuentan en teatro. Son las protagonistas de 5 mujeres, un mismo trato, las actrices de la tragedia que vivieron, cinco víctimas de malos tratos  que decidieron romper el silencio y contar su historia para que no se repita, según informa el diario El Tiempo.

La Fundación Marcela Loaiza, la Oficina de Naciones Unidas contra la droga y el delito (UNODC), el ICBF y Casa Ensamble, han sido las instituciones que han ayudado para sacar este proyecto adelante, donde Alejandra Borrero y Camilo Carvajal se han encargado de la dramaturgia y la dirección.
 
Ana, Martha, Claudia, Sandra y Fanny entran cantando el estribillo de una canción y se ubican frente a cada cama. La cargan sobre sus espaldas. La sueltan y se oye un sonido metálico, el del miedo que cae al suelo y golpea.
Durante la obra, cada una de las cinco mujeres cuentan su historia para denunciar la situación que han vivido durante mucho tiempo. 
Fue hace mucho tiempo. Más de 30 años. Tenía 24 y varios años de vida trajinada. “Era una vida de persecución, prostitución, pero lo que me pasó después, eso fue una odisea”, cuenta Martha.
 
“Yo soy Sandra. La que nunca entendió, soy el orfanato, soy el show, la que bailó sobre el dolor, el renacer, soy mi hijo, soy yo soy… la que es nadie, la que no fue una espada en la guerra, soy eco, olvido, nada” dice Sandra durante la obra.
 
Un día, cuenta Ana durante la obra, que una trabajadora social llegó a su peluquería y le ofreció un  trabajo en Panamá, casa, dinero. A partir de ese momento, comenzó a soñar. Vendió, casi regaló su peluquería. Junto con la trabajadora social hipotecó una casa y se fue. “Ella se fue primero y creo que notó cómo era el trabajo, pero no me dijo nada por la deuda de la casa. Y cuando llegué a Panamá…”
 
A Claudia la llevaron engañada a otra ciudad y allí, tras seis meses de angustia, de no poder ni gritar y detrás de barrotes, logró escaparse.Tenía 20 años y agallas. Nobleza también porque en la huida rescató a la mujer que la metió en el problema. Aprovechó que la llevaron al médico por una trombosis que sufrió y convenció a un vigilante de dejarla escapar.
 
Fanny Aguirre vivió durante años en Italia, donde estuvo en manos de la mafia. “No sabía que existía el sexo, se crece en el campo, con la inocencia del viento, educada en la ignorancia, condenada a ser la mucama de una cuadrilla de peones”, dice ella en la obra.

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