A mediados de febrero se verán los jefes del ejecutivo español y argentino. Cristina Kirchner sigue con su trama viajera que le ha llevado en los últimos meses al norte de África, Cuba o Venezuela y que le ha ocasionado críticas en su país, puesto que el tema de los derechos humanos no ha existido en su agenda.

Editorial

Los países visitados por la mandataria argentina desde diciembre no son de alto perfil. Pese a ello, la Presidenta ha dejado claro cuáles son sus aliados y sus premisas ideológicas: la izquierda populista que tiene a Chávez y Castro como iconos. Con ambos se ha dado baños de multitudes, despreciando, por ejemplo, a la disidencia y a los presos políticos cubanos.

Este puede ser un punto de conversación entre Zapatero y ella. Nuestro gobierno es uno de los grandes valedores de las “reformas” cubanas. Moratinos se abraza a Pérez Roque en Madrid y José Blanco visita la Isla-cárcel para reunirse con los dirigentes del liberticidio.

El PSOE siempre ha tendido a ver como aliados a los gobiernos populistas americanos, creyendo que éstos secundaban su visión del mundo y de las relaciones internacionales. El tiempo ha demostrado lo erróneo de su visión. Las nacionalizaciones de empresas españolas en Venezuela, Bolivia…exigieron una respuesta contundente de nuestro gobierno que nunca se produjo.

La diferencia es que mientras los Kirchner saben qué pueden esperar de sus aliados, Zapatero sigue creyendo que España es un referente ideológico al que seguir. Craso error que las súplicas por formar parte del G20, por ejemplo, evidenciaron.

Pero hay más coincidencias. Ambos son expertos en poner cortinas de humo y desviar la atención, engañando a sus compatriotas. Uno y otro negaron que la crisis se fuera cebar con sus países como finalmente ha sido. Igualmente, ninguno ha sido capaz de dar una respuesta seria, contundente y eficaz a aquélla cuando finalmente llegó. Argentina pensaba que la soja lo podía todo; España, que con los conceptos grandilocuentes (y vacuos) de nuestro presidente estábamos a salvo de todo. Sin embargo, 14% de paro y un futuro nada optimista.

Asimismo, Zapatero y Kirchner tienen otro elemento que les hermana pues tienden a verse a sí mismos como los únicos defensores de los derechos humanos…aunque más bien de una concepción peculiar de aquéllos, más cercana al despotismo ilustrado que a otra cosa y que busca el aplauso fácil antes que las políticas de sustancia y contenido.