Es terrible que el resultado de todo esto afecte a personas, seres humanos, sean de donde sean, de aquí y de allí, quieran ir donde quieran o estar seguros en su propia Patria, que ven aplastados y en peligro sus derechos, sufren y mueren incluso.
La invasión de las ciudades españolas de Ceuta y Melilla por parte del Reino de Marruecos, utilizando de manera reprobable a sus propios ciudadanos, ha devuelto de manera abrupta al gobierno de Sánchez a la realidad. No estamos ante una crisis migratoria. Estamos ante un episodio que afecta a la integridad territorial de España y su soberanía. No es la primera vez que pasa. Recuérdese el Sahara o el episodio de Perejil. Recuérdese que de cuando en cuando y siempre a conveniencia, se intensifica o amortigua la presencia de cayucos y pateras. Recordemos los episodios muy recientes acaecidos en Canarias.
Más allá de las claves del momento y el debate entre las partes o la más que evidente debilidad del actual gobierno de España, se han puesto de manifiesto dos hechos muy claros:
1. El Reino de Marruecos tiene una política exterior definida y una política migratoria al servicio de sus objetivos principales en política exterior: expansión territorial, beneficios comerciales y protección internacional frente a sus propias amenazas internas o regionales.
2. El gobierno de España no tiene política exterior y por eso su política migratoria se mueve entre la incompetencia y la improvisación. Lo mismo le pasa a Europa. Bastaría preguntar, para contrastar que esto es así, a la gran mayoría de los diplomáticos españoles de carrera.
Es terrible que el resultado de todo esto afecte a personas, seres humanos, sean de donde sean, de aquí y de allí, quieran ir donde quieran o estar seguros en su propia Patria, que ven aplastados y en peligro sus derechos, sufren y mueren incluso.
La posición del líder de la oposición, Pablo Casado, ha sido coherente pues ha dado prioridad al interés de Estado. Otros discursos no son de recibo. La de Sánchez no, y su agenda avanza hacia posiciones liberticidas y totalitarias preocupantes. Esto ya no es solo una cuestión de incompetencia y es bien triste tener que decirlo.
Toca estar con el gobierno, pues toca estar con España y con los españoles, que son, por cierto, España. Toca restaurar la legalidad internacional. Toca tener una política exterior a favor de los legítimos intereses de los españoles, todos sin excepción piensen lo que piensen, vivan donde vivan y voten lo que voten. Toca estar también con las personas más débiles sean de donde sean. Afortunadamente de eso se ocupan muchos españoles y también marroquíes ejemplares.
Pablo Izquierdo Juárez, es historiador, especialista en Historia de América. Es el presidente de Fundación Iberoamérica Europa Cipie dese el año 2000. Es fundador y patrono de la Fundación Internacional para la Libertad que preside Mario Vargás Llosa. Es el editor de El Diario Exterior.com. Fue senador y diputado nacional en España de 1993 a 2004, donde impulsó, entre otras iniciativas, la Ley de Cooperación Internacional para el Desarrollo que obtuvo la unanimidad de la Cámara.
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