Política

El nuevo Gobierno kirguiz inicia la negociación para que Akayev dimita

El proceso hacia la normalización política en Kirguizistán se ha puesto en marcha con el inicio de las conversaciones para que el todavía presidente, Askar Akayev, presente su dimisión. Las nuevas autoridades han accedido a respetar su seguridad y patrimonio a cambio. Akayev debería abandonar su refugio ruso y regresar a Kirguizistán para presentar la renuncia.

Tendría que volver al país para presentar la renuncia
El proceso hacia la normalización en Kirguizistán ya está en marcha. Entre los
primeros pasos para recuperar la calma se encuentra la dimisión del todavía
presidente (hasta el 30 de octubre lo sería), Askar Akayev. Las nuevas
autoridades del país anunciaron ayer que el proceso de negociación con Akayev
(refugiado en Moscú) ya está en marcha.

Así lo comunicaron a la prensa
el presidente del nuevo Parlamento kirguís, Omurbek Tekebáyev, y el presidente
de turno de la Organización de Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE),
Dimitrij Rupel, que se encuentra en Kirguizistán para ayudar a normalizar la
situación política. Hoy por hoy, Askar Akayev se muestra dispuesto a colaborar
y, a priori, no tiene objecciones para presentar su dimisión. Eso sí, siempre
que se respeten sus “correspondientes garantías y que esto se lleve a cabo de
acuerdo con la legislación vigente en Kirguizistán”. Además, el todavía jefe de
Estado exige que la negociación se haga directamente con el nuevo Parlamento
kirguiz.

Las autoridades del país no ponen objecciones y están dispuestas
a garantizarle a Akayev su seguridad e incluso su patrimonio personal a cambio
de su renuncia. El dimitido coordinador de las fuerzas policiales y de seguridad
de Kirguizistán, Félix Kulov, indica que deben negociarse las “condiciones
concretas” de la dimisión de Akayev. Asimismo, Kulov se muestra partidario de
observar todas “las normas civilizadas” en este proceso.

Y es que, según
Kulov, la Constitución kirguiz indica que el jefe de Estado debe presentar su
renuncia físicamente en el Parlamento. Por este motivo, “cuando el presidente
regrese a Kirguizistán debe tener todas las garantías refrendadas en la
Constitución, libertad de movimiento y de reunión e, incluso, la posibilidad de
conservar su patrimonio”, indicó.

Puede que este sea precisamente el
motivo por el que el nuevo primer ministro y presidente en funciones, Kurmanbek
Bakiyev, no vea con buenos ojos que Akayev regrese a Bishkek. Bakiyev cree que
su regreso sería “inoportuno” y podría provocar disturbios en todo el país. “No
le aconsejaría hacerlo, podrían producirse disturbios importantes en el país”,
dijo Bakiyev.

No lo ve así el jefe de turno de la Organización para la
Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), Dmitrij Rupel, para quien la
renuncia de Akayev es fundamental, precisamente, para evitar peligrosos
enfrentamientos internos entre las diversas facciones de la oposición de aquí a
las próximas elecciones.

Rupel afirmó que Akayev debe cooperar con los
esfuerzos del Parlamento por conseguir su dimisión y que esta cooperación “debe
ser efectiva y lo antes posible” para superar la actual incertidumbre reinante
en Kirguistán.

La OSCE apoya las negociaciones, sin bien cree que excluir
totalmente al presidente Akayev en un periodo tan volátil como el que vive
Kirguizistán podría ser peligroso”. No obstante, Rupel confirmó que la OSCE
apoya al nuevo Gobierno, que considera legítimo y legal.

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