La historia de las relaciones comerciales entre la antigua URSS, la moderna Rusia, y la dictadura comunista cubana ha atravesado las fases lógicas de la evolución experimentada por la nación europea.
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Lunes, 09 de diciembre 2024
La historia de las relaciones comerciales entre la antigua URSS, la moderna Rusia, y la dictadura comunista cubana ha atravesado las fases lógicas de la evolución experimentada por la nación europea.
Elías Amor
La reciente visita a
La historia de las relaciones comerciales entre la antigua URSS, la moderna Rusia, y la dictadura comunista cubana ha atravesado las fases lógicas de la evolución experimentada por la nación europea que, de contemplar al régimen castrista como un instrumento de poder en los tiempos ya lejanos de la “guerra fría” al que había que financiar para mantener a raya a los Estados Unidos, lo convirtió en un asunto espinoso, sobre todo después del derrumbe del muro de Berlín y la desaparición del sistema comunista en Europa oriental.
En aquellos lejanos tiempos, Fidel Castro no reparó en halagos y demostraciones de agradecimiento continuo a quién, durante décadas, había financiado buena parte de las campañas internacionalistas del régimen, incluida las acciones subversivas y el apoyo a una amplia gama de organizaciones cuyo único objetivo era derrocar las estructuras democráticas de poder, para aproximarlas al modelo estalinista que se considera ideal para las clases trabajadoras. A su vez, los países del Este de Europa agrupados bajo la institución del CAME, permitían al régimen cubano obtener ganancias del comercio del monocultivo del azúcar, en tanto que el intercambio de los denominados “artículos pajarera”, facilitaba la obtención de recursos para su destino a los mercados abiertos.
Aquellos tiempos evolucionaron, y muchos de los países del Este de Europa sometidos al dominio soviético rompieron rápidamente lazos con el régimen castrista a comienzos de los años 90, tras el derrumbe del socialismo real. En la actualidad estos países, socios de pleno derecho de
La visita de la delegación rusa a Cuba hay que valorarla en su justo término. Todavía están recientes los acontecimientos relacionados con el cierre apresurado de la central de espionaje de Lourdes, el último baluarte de la guerra fría en territorio cubano, que fue un obstáculo permanente en las relaciones de Rusia y Estados Unidos. Como no podría ser de otro modo, cuando éstas atraviesan dificultades, Cuba aparece en el primer plano de interés ruso internacional, y viceversa. Algo de ello ha debido suceder para que los empresarios rusos hayan prestado alguna atención a
De momento, la economía que sostuvo el output de la economía cubana por la vía de subvenciones al azúcar, apenas comercia con
Por último, me pregunto qué habrán pensado los funcionarios cubanos, casi todos educados en la oficialidad soviética y el estalinismo ya desaparecido en la moderna Rusia, al comprobar la composición de la delegación rusa. Empresarios jóvenes, educados en las técnicas del marketing y del comercio, del beneficio a corto y medio plazo, en la gestión de finanzas y en suma, en todos aquellos conocimientos que escasean, por desgracia, en
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